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Haydée Cécere, con el retrato de su hijo en la mano.
Nadie supo dónde
Historias de Asturias

Nadie supo dónde

Tras casi diez años de la desaparición de Sergio Vega, su madre volvió a recurrir al televisivo Paco Lobatón para hallar alguna pista

Jueves, 23 de marzo 2023, 01:45

1998. Hace 25 años.

Haydée Cécere nunca cesó en su empeño de encontrar a su hijo Sergio, por más que, según la normativa judicial vigente hace 25 años, en 1998 estuviese ya oficialmente muerto. «Solo quiero saber si necesita ayuda. No quiero ofrecerle misas. Las misas son para los muertos», declaraba la mujer a este diario en septiembre , una década después de la misteriosa desaparición de su hijo. Ocurrió a finales del verano de 1988, cuando Sergio Vega tenía 28 años. «Nacido en Argentina», contó en 1993 EL COMERCIO, con motivo de la primera aparición de la familia en el programa de TVE '¿Quién sabe dónde?', «regentaba un conocido restaurante en la calle de San Bernardo» y había padecido, meses antes de desaparecer, «diversos problemas psicológicos -pérdida de memoria y depresiones- derivadas del estrés». Un mes después de haber sido dado de alta de la clínica La Providencia, y días después de que los médicos rechazasen su ingreso en Jove, Vega desapareció. El día 2, a eso de las nueve y media de la noche, «salió del local que regentaba, en mangas de camisa y, aparentemente, sin dinero». Nunca más se le volvió a ver. El hostelero, muy popular por haber trabajado en «varios establecimientos tan conocidos como el Drugstore del Muro, El Rey de Copas, la cafetería Sergio o la Parrilla de la calle de San Bernardo», seguía sin aparecer hace ahora cinco lustros, razón por la cual su madre Haydée volvió a recurrir al programa de Paco Lobatón.

El DNI en el buzón

Muy a su pesar. «Lo paso muy mal cuando tengo que hablar de esto y no me apetece nada ir a televisión, pero creo que alguien tuvo que haber visto algo o saber algún detalle que pueda aclarar si mi hijo está vivo o muerto o por qué desapareció». Esa noche tampoco hubo respuestas. Sobre la mesa, la única (y endeble) pista extraída del buzón familiar, donde alguien depositó el DNI del joven en enero de 1989, y la palabra de una mujer que lo conocía y que aseguró haberle visto subiendo a un autobús, en compañía de una mujer, en la estación de autobuses de Oviedo. Del paradero del joven, trabajador, culto y responsable, nunca más se supo.

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