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No tuvo conmiseración alguna Fabricio, colaborador de EL COMERCIO ya hace 125 años con su peculiar sección sobre las clases de personas, o 'tipos populares', ... que pululaban por el Gijón finisecular, en definir a la 'santurrona joven'. Las había, en gran cantidad, sobre todo en el Campo Valdés, entrando o saliendo «del sermón o de la novena del Nazareno» de San Pedro. Vestían, decía, con «el hábito, la correa, la chaqueta de paño anticuada, los zapatos holgados y la mantilla calada (...) que la desfiguran». «Dicen que tiene vocación de monja», aseguraba, «pero de Gijón son pocas las que por allá se quedan. La brisa del mar es muy salobre y la salud de nuestras jóvenes se resiente entre las cuatro paredes de la celda. ¡Es tan bello el aire libre!»
Eran las 'mojigatas' solteras, claro está; en ciertas ocasiones, desde siempre. «Alguna hay que nunca tuvo novio y solo se divirtió de niña con los monaguillos, que le daban caramelos y barquillos, y al llegar a la núbil edad pasa de cantora del Catecismo a maestra de la Escuela Dominical. En este estado», leemos en ese viejo ejemplar de EL COMERCIO del tres de abril de 1898, «se procura las amistades de los congregantes, maricas (sic) 'vistesantos' y seminaristas pascasios por ver si obliga a uno a colgar el manteo, cosa que sucede con frecuencia, quedando la mojigata con la mala obra en la conciencia y un palmo de boca abierta, porque los seminaristas renegados buscan luego las jóvenes más libertinas».
No era poca cosa la que decía Fabricio en estas líneas, en tiempos en los que la pugna entre clericales y anticlericales se manejaba en términos similares. El mismo año en que nuestro colaborador criticaba a aquel tipo de muchacha que regresaba del convento «pelona y convertida en misántropa, es decir, amante de la misa de tropa» también estalló, en Bilbao, el escándalo de Adelaida Ubao, muchacha que fuera presunta víctima de un lavado de cerebro por parte de un jesuita con el objeto de hacerla tomar los votos contra la voluntad de su familia. Pérez Galdós inmortalizó el caso en su polémica 'Electra'. Podría haber pasado perfectamente, ya lo ven, en Gijón.
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