La cuestión del césped

Era un césped nuevo, flamante, traído de Burdeos ex profeso y puesto hacía menos de un mes. Así que no acababa de ver el Sporting con buenos ojos que Alejandro Sanz fuera a actuar en El Molinón el próximo 28 de agosto. El cantante, que presentaba su gira 'Más', era la gran apuesta para el verano gijonés, después del plantón de los Rolling Stones. «No es una cuestión de estética», alegaba Eloy Rubiera, encargado del cuidado del césped de El Molinón, «porque si fuera así no pondría objeción alguna a la celebración del concierto. El campo ha experimentado unas grandes mejoras y todavía está muy blando, por lo que estoy seguro de que quedarán huellas allí donde se coloque el escenario». Los daños, decía, «podrían ser irreparables», sobremanera si entraban grúas al campo, como se esperaba en un concierto de semejantes dimensiones. ¿Soluciones? Según Rubiera, costaría ochenta millones de pesetas arreglar el campo para que estuviera en condiciones en dos semanas, y ni aún así eso bastaría para llegar con tiempo al inicio de la Liga.

«Recapacite», pedía el responsable a Gutiérrez Granda, concejal de Festejos y Deportes del Ayuntamiento de Gijón. «Es imposible que El Molinón, en las condiciones que se encuentra, pueda acoger un concierto». Pero lo hubo. Gutiérrez Granda insistió en que «el césped no sufrirá daños y estará en perfectas condiciones para el inicio de la Liga». «El montaje para este concierto es el 10% de lo que fue el de los Rolling Stones y, por tanto, el riesgo de que el campo se vea perjudicado será mínimo», aclaraba el concejal, que ni siquiera así pudo rebajar la tensión que existía en el club, recién descendido a Segunda División. «No nos beneficia», protestó Antonio López, entrenador del Sporting. Finalmente, aunque con un enorme retraso y «un sonido totalmente impropio de la envergadura del acontecimiento», Sanz brilló sobre un escenario rodeado de quinceañeras, y, dos días después, el Sporting decepcionó en su empate con el Toledo. «Con mucho trabajo conseguimos muy poco, pero por ello no hay que desmoralizarse», dijo, zanjando la polémica, Antonio López, el entrenador.