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Se pedía una calle, y con el tiempo llegó a haber un parque, en honor a Elías Méndez Menéndez, un repartidor de vinos de El Natahoyo que perdió la vida en el verano de 1995 al intentar evitar el asalto a una oficina del Banco ... Herrero en su barrio. El suceso había conmocionado tanto a los vecinos que en 1998, tres años después del crimen, aún reclamaban una calle «en memoria del coraje», según dijo EL COMERCIO, de Méndez. «Son cartas infantiles, en su mayoría procedentes de las parroquias de San Esteban del Mar y de Santa Olaya, e incluyen alguna que otra falta de ortografía», contamos hace hoy 25 años. Las misivas recordaban al repartidor y también que, de forma casi inmediata tras el crimen, «los vecinos empezaron a pedir una calle para Elías, en memoria de una valentía y coraje poco frecuentes hoy día».
Pero nada: sin efecto. Ahora, el concejal delegado del barrio de El Natahoyo, Daniel Gutiérrez Granda, aseguraba que «la recogida de firmas efectuada en su día por los vecinos del barrio pidiendo la calle para Elías y la campaña actual» no habían caído en saco roto. Se pensaba, decía, en poner su nombre a la travesía denominada popularmente como 'callejón de los perros', por entonces imbuida en «una intensa remodelación y adecentamiento general, incluso, con una pequeña zona verde».
Para los vecinos no era el lugar más idóneo. Los familiares de Méndez, señalaba el concejal, «no están muy contentos con el sitio elegido, tal vez porque residen demasiado cerca y temen que la calle les recuerde permanentemente a la persona querida que ya no está. O, tal vez, porque el actual callejón no les parezca suficientemente digno». Desde la Alcaldía se insistía en que las obras iban a reacondicionar el sitio hasta cambiarlo por completo, y que poner el nombre del repartidor a otra calle diferente era harina de otro costal «porque, en ese caso, habría que quitar el nombre actual». Finalmente, en 1999 se impondría el nombre de Elías Méndez a un parque de la zona, donde se descubrió una placa en honor de quien dio su vida para defender la tranquilidad en el barrio. Cerca de tres mil firmas avalaban la decisión.
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