Secciones
Servicios
Destacamos
Por hacer grande un asunto mínimo, la supuesta propiedad de espacio público, y entender el honor como criminalidad, los miembros de las bandas juveniles de España se buscan y se matan. Pero no siempre se trata de una lucha entre guerreros urbanos marginales frente a ... frente. Ni siempre se comprueba, al menos en lo judicial, la pertenencia de las víctimas a una de estos grupos. Por apuñalar hasta la muerte a un menor de edad, llamado Richard Javier, y herir de gravedad a otro, la Audiencia Provincial de Madrid ha dictado la pena de prisión permanente revisable contra Adrián González, un 'trinitario' nacido en 1987, al que apodan 'Plátano', y con prisión entre cuatro y 22 años a otros ocho miembros de la banda.
En la celada con «machetes, cuchillos, navajas y botellas de cristal», según la sentencia, también participaron al menos otros hombres, que recibieron otro tipo de condenas. Eran Sergio y Aldo Eduardo, que tenían 18 años y eran los más jóvenes del grupo en estos hechos ocurridos en 2016; Michael Alejandro y Daniel Isaías, alias 'El solitario', ambos nacidos en 1996; Alexander Gabriel y Rubén Leonardo, nacidos en 1997; y Víctor José y Lucas Wellington, que tenían 28 y 24 años. En el grupo había también una cantidad no determinada de menores de edad que no fueron procesados.
La sentencia del 28 de noviembre conocida este viernes permite también conocer los detalles de ese asesinato y las características de la forma de operar de estas bandas. A partir de los «hechos probados» se puede reconstruir que los Trinitarios se agruparon como un comando de ataque contra adolescentes desprevenidos. Las víctimas fueron Richard Javier, hijo de Blanca Margoth y con cinco hermanos, y el sobreviviente Douglas Omar. Ambos se habían reunido con otra decena de personas «de distinta procedencia» en una plaza cercana a la salida de un metro, el de Nueva Numancia en Madrid.
El ataque mortal surge del condenado 'Plátano', que ese día de septiembre dijo que estaba en un botellón cerca del metro de Buenos Aires con dos amigas. Después se trasladó en metro a Nueva Numancia, donde organizó el asalto. En su testimonio dice que le dieron un botellazo y se fue «corriendo». Dice también haber sido agredido con armas blancas en varias oportunidades anteriores. Sin embargo, esa tarde de septiembre le vieron con otros 'trinitarios' y también fue grabado por las cámaras de seguridad. Él portaba la navaja con la que se quitó la vida a Richard.
Los 'trinitarios' buscaban a miembros de otras bandas, o simplemente pelea apoyados en su superioridad en número de gente y armamento, señala el juzgado. Una testigo que iba en bicicleta relató que dos mujeres la detuvieron y le exigieron: «bájame la señal de ñeta». Algo que un 'ñeta' nunca haría y cuya negativa es suficiente para identificarle y agredirle.
Los atacantes, una vez juntos, se cubrieron la cabeza con capuchas y el rostro con bragas, al grito de «patria» «se abalanzaron súbitamente a la carrera (…) arrojando botellas de vidrio y blandiendo machetes», indica la sentencia, contra el grupo de chicos que hablaba en la plaza. Los machetes eran dos, comprados para la ocasión, dos cuchillos y una navaja.
Ante la embestida, Richard, nacido en 1999, intentó huir como los demás. Estaba con su novia D., y se separaron en la estampida. Fue ella la que lo encontró en el suelo ya herido de muerte y en el juicio identificó al menos a uno de los agresores. Pero la emboscada fue efectiva y el filo de más de doce centímetros de longitud se le enterró en las costillas cerca de la axila, y otras dos veces en la cintura, lo que indica la saña por la espalda, probablemente ya caído. Le quitaron la vida en «instantes».
Cuando se «resbaló» en la huida, a Douglas le atacaron con el machete, que cercenó su abdomen y perforó el colon. Tuvo otras lesiones no punzantes pero que fracturaron algunos de sus huesos. Se salvó porque logró meterse en un bar, donde se desmayó. Estuvo casi un mes en el hospital y unos ochos meses de recuperación. En la acusación consta que no pudieron defenderse. En el juicio Douglas dijo no reconocer a los acusados ni saber si portaban armas.
Estas «cacerías» son parte de las «actividades habituales» de los Trinitarios, asentados en España desde 2004, que realizan de forma «planificada» para lograr el «dominio territorial». Sus contrincantes en esa época eran los Ñetas, que han disminuido en influencia, y en la actualidad son los Dominican Dont Play (DDP).
Los asesinos tenían un largo prontuario. Adrián González, el miembro de más edad y condenado ahora con la mayor permitida por el Código Penal, había sido identificado como 'trinitario' dos años antes de los hechos, en 2014, y detenido después por robo con violencia. Ya había participado en reyertas con otras bandas, en una de las cuales hubo otro muerto pero las pruebas fueron insuficientes para procesarle.
De ellos, sin embargo, el que más tiempo tenía en la organización era Lucas Wellington: desde 2012 registraba varias detenciones por robo, lesiones, amenazas y otra tentativa de homicidio. Los demás también tenían cierta antigüedad en la banda, y la policía les había decomisado armas como las que cortaron la vida de Richard. Algunos, como El Solitario o Víctor José alias 'Tyson', habían sido absueltos en otros juicios. En la estructura jerarquizada del grupo criminal se sospechaba que este último ocupaba una posición de «jefe» en Vallecas, donde ocurrió el ataque.
Aún bajo la lupa de las autoridades, estos nueve hombres, ahora en prisión, mantenían sus actividades delictivas. Se interrumpen ahora, por el asesinato a cuchilladas de un menor de edad que estaba una tarde de otoño en una plaza con su novia, hablando con amigos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Nuestra selección
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.