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España tiene una de las tasas de mortalidad por cáncer más bajas de la Unión Europea y las pruebas de detección precoz juegan un papel clave para ello. Actualmente existen cribados poblacionales, es decir, organizados por el sistema de salud, para los cánceres de mama, colon y cérvix. No obstante, la alta mortalidad del cáncer de pulmón (la causa más frecuente de fallecimiento por enfermedad oncológica en el mundo), pone de manifiesto la importancia de un diagnóstico temprano de la enfermedad. De hecho, ya se están obteniendo evidencias científicas que apuntan a esta línea.
El cáncer colorrectal es el segundo más mortal y el más habitual si se suma su incidencia en hombres y mujeres. Su detección precoz se puede realizar a través de dos pruebas: el test de sangre oculta en heces (TSOH) y la colonoscopia. Un diagnóstico temprano es clave para que su tratamiento sea exitoso, ya que es uno de los más fáciles de tratar. Se recomienda realizar cada dos años test de sangre oculta en heces a hombres y mujeres de 50 a 69 años.
El cáncer de mama es el más frecuente entre las mujeres y afecta especialmente a las que tienen entre 45 y 65 años. El cribado abarca a todas las mujeres de entre 50 y 69 años con mamografías cada dos años. No obstante, en algunas regiones se comienza a los 45 años.
Gracias a esta prueba de detección precoz la mortalidad del cáncer de mama ha descendido notablemente.
En 2019, el cribado de cáncer de cuello uterino pasó a adoptar un enfoque poblacional entre mujeres de 25 y 65 años, incluyendo exámenes para la detección del virus del papiloma humano, con el objetivo de alcanzar una cobertura casi total en diez años.
Actualmente, la recomendación es que las mujeres de entre 25 y 34 años se realicen una citología cada tres años. A partir de esa edad y hasta los 65 se aconseja someterse a una prueba para detectar el virus del papiloma humano de alto riesgo. Si arroja un resultado positivo se realizará una citología y si, por el contrario, es negativo, se repetirá cada cinco años.
La tasa de mortalidad del cáncer de pulmón sigue aumentando y lo hace especialmente entre las mujeres, por eso la detección precoz es una prioridad. La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) apunta en este sentido que la tomografía de bajas dosis está demostrando ser efectiva para disminuir la mortalidad en grupos específicos de alto riesgo. La Clínica Universidad de Navarra incluye en su programa de prevención la realización de un TAC anual de baja dosis que «permite examinar la cavidad torácica para determinar si hay nódulos pulmonares y detectar tumores en las primeras fases». Gracias a ello el 85% de los tumores detectados se encuentran en estadio I, el más temprano y con más garantías de curación mediante cirugía.
No obstante, hasta el momento el Ministerio de Sanidad no cuenta con un programa de cribado poblacional sobre el cáncer de pulmón. «Solo cumple seis de los 18 criterios por falta de evidencia suficiente, y por ese motivo, el informe recomienda seguir ampliando la información acerca de este programa de cribado mediante la realización de programas piloto», explicaba el organismo público a finales de febrero del año pasado.
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