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El aumento de las temperaturas conlleva un riesgo mayor de sufrir un golpe de calor. EFE
Cómo saber si sufrimos un golpe de calor y qué hacer

Cómo saber si sufrimos un golpe de calor y qué hacer

Las altas temperaturas en Asturias sitúan a la región en alerta

Carla Coalla

Gijón

Martes, 12 de julio 2022, 19:56

Asturias se encuentra en alerta por las altas temperaturas que está dejando la ola de calor. Además, la previsión es que los termómetros sigan en ascenso, lo que hace que los riesgos crezcan. En este sentido, el peligro de sufrir un golpe de calor es una de las cosas que más preocupa a los ciudadanos, debido a las fatales consecuencias que puede llevar consigo. La mejor forma de evitarlo es mantener la hidratación del cuerpo de forma constante, no exponerse al sol en las horas centrales del día, protegerse de manera adecuada (con gafas, gorro, crema solar...) y mantener la casa o el lugar en el que nos encontremos lo más frescos posible.

Síntomas de un golpe de calor

En caso de sufrir un golpe de calor, son varios los síntomas que pueden advertirnos para que tratemos de remediarlo:

- Mareo.

- Aturdimiento.

- Debilidad.

- Torpeza y falta de coordinación.

- Fatiga cefalea.

- Visión borrosa.

- Dolores musculares.

- Náuseas.

- Vómitos.

Ya que la persona que está sufriendo un golpe de calor rara vez es consciente de ello, conocer los síntomas es la mejor forma de advertir que uno se encuentra ante un peligro, para poder reaccionar. Sobre todo, se debe estar especialmente alerta si se encuentra en uno de los supuestos en los que se incluyen los grupos de riesgo: tener una edad avanzada o ser demadiado joven, así como sufrir un transtorno grave de corazón, pulmón, hígado o riñón. La gravedad del mal también dependerá de lo alta que llegue a ser la temperatura corporal, así como el tiempo que esta se prolongue.

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En el caso de que se sufra un golpe de calor, lo primero es llamar a una ambulancia para ser atendido por profesionales. Inmediatamente después, se debe sumergir a la persona en agua fría o, de no ser posible, humedecer el cuerpo del afectado con agua y exponerlo a una corriente de aire. Con ello, se pretende bajar la temperatura corporal de la víctima hasta la llegada de los sanitarios, minimizando con ello el tiempo de exposición y, así, también los daños.

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