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Rosa María Sainz (Avilés, 1970) es investigadora, una de las más destacadas del país, profesora de Morfología y Biología Celular de la Universidad de Oviedo y directora del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA) desde mayo de 2021. Y, por méritos más que sobrados, Premio Futuro en Femenino 2023.
-Este es un premio que visibiliza la importancia del papel de la mujer en distintos ámbitos. Dice que le hace especial ilusión. ¿Por qué razón?
-Porque es un premio a una trayectoria femenina. En el caso de las científicas, en los puestos más altos de responsabilidad siempre hay una brecha enorme: solo hay un 25% de mujeres. Esto demuestra que yo hice un esfuerzo por mantenerme en esta carrera hasta el final. Estoy supercontenta por lo que significa y por el ejemplo que da a mi entorno, a las chicas que formo en el laboratorio e incluso a mis hijas.
-El objetivo de este premio es también educar en igualdad a los más jóvenes. ¿Fue esa la educación que recibió de niña?
-Procedo de una familia que dista mucho del ámbito académico y científico. Tuve una bisabuela que fue pescadera y tuvo una cierta relevancia en Avilés tanto por su profesión como por su calidad humana, porque durante la guerra apoyó muchísimo a la gente. Tuve una abuela que era una persona espectacular, que a los once años se queda cuidando de su hermana en plena guerra civil y mientras su padre iba a la mar. Tuve una madre que saca adelante una familia renunciando a su profesión. He tenido la suerte de tener a mi alrededor a mujeres que han sido referentes y a hombres que me han respetado y empujado mucho.
-Usted también es un referente para generaciones más jóvenes.
-Siento que tengo que transmitir que ha habido mujeres antes que nosotras que han vivido situaciones mucho más complicadas y han alcanzado retos increíbles. Como docente, una de las cosas más importantes que hago es formar en igualdad. A las chicas en el estímulo, para que afronten los retos, y a los chicos, en el respeto.
-Brechas de género y techos de cristal. ¿También los hay en el campo académico y científico?
-Sí. Además a veces es algo inexplicable. En algunos grados, incluso en disciplinas STEAM, hay mayor presencia de mujeres que de hombres. Pero en investigadoras responsables de grupos, directoras de centros, de departamentos y no digamos ya decanas o rectoras, el porcentaje cae de forma brutal. Existe un punto, obviamente relacionado con la maternidad y las responsabilidades familiares, en que la mujer empieza a perder posiciones. Ese techo del 25% no lo hemos superado. Creo que hay una serie de complejos propios y otros sociales.
-Explíqueme eso.
-La mujer tiene tendencia a pensar que no tiene la misma capacidad de liderazgo que los hombres. Es muy autoexigente. Y piensa que una vida personal es incompatible con una vida profesional. Socialmente, se cuestiona mucho más el liderazgo de la mujer. El ejemplo más claro es el de la hija de Amancio Ortega. Estoy segura de que el clamor social que hubo cuestionando su valía no hubiera existido de haber sido un hijo. Me dolió profundamente.
-¿La promoción de las mujeres a puestos de dirección debe ser por cuotas o por mérito?
-Por mérito siempre. Ahora bien, entiendo que ha sido necesaria la aplicación de cuotas y que aún siguen siendo necesarias en algunos sectores porque, si no, sería muy difícil entrar en esos órganos de gestión y poder.
-Ocupa el puesto 219 del ranking elaborado en 2022 por el Centro Superior de Investigaciones Científicas con las 5.000 investigadoras más destacadas del país. ¿Es lo que siempre soñó?
-Cuando haces tu trabajo de forma devota, intensa y con mucho compromiso, como es mi caso, acabas teniendo recompensa, pero nunca me planteé como objetivo estar en ninguna lista. Este es un trabajo de equipo.
-En el IUOPA es la jefa de un grupo de 150 investigadores centrados en el estudio de los tumores. Como una de las primeras investigadoras contratadas por el Instituto. ¿Eso es una satisfacción o más una responsabilidad?
-Un poco las dos cosas. Es una satisfacción ver que hemos sido capaces de sostener una estructura como el IUOPA, que ha tenido esta longevidad: 23 años. Y es una responsabilidad trabajar para que continúe así.
-Uno de sus cuatro fundadores, Carlos López Otín, se jubila como profesor el próximo mes. ¿Les deja un poco huérfanos?
-Obviamente. Tengo un cariño especial a Carlos, porque en momentos difíciles de mi carrera investigadora él fue un asesor para mí. No estaba en su grupo, pero se preocupó mucho por mi carrera. Ahora mismo, si soy directora del IUOPA es porque él puso su confianza en que yo podía ocupar este cargo.
-¿Cuál es el potencial investigador de Asturias?
-Para ser una región pequeña, Asturias tiene un potencial tremendo. Tenemos una Universidad que forma investigadores excelentes. Tenemos un presente muy prometedor y un futuro, que si se vuelve a hacer un plan estratégico, será muy importante.
-¿Cómo ve el futuro de la lucha contra el cáncer?
-Hace diez o veinte años el cáncer era mortal para un porcentaje muy elevado de los pacientes. Sin embargo hoy, en algunos tipos de tumores, se ha convertido en una enfermedad crónica. Cada vez conocemos más las causas, con lo cual podemos proteger más a la gente. Cada vez conocemos más las cosas que suceden para que haya cáncer, por lo que somos capaces de adelantarnos con estrategias de detección precoz. Y cada vez hay mejores tratamientos, además más inocuos. Hay que ser muy optimistas. Caminamos no hacia una curación completa, pero sí a un mayor control de la enfermedad.
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