Javier Martínez Brocal
Roma
Martes, 18 de abril 2023, 03:52
«Convencido de interpretar los sentimientos de los fieles de todo el mundo, dirijo un recuerdo agradecido a Juan Pablo II, que estos días es objeto de insinuaciones ofensivas y sin fundamento», clamó el Papa desde la ventana del Palacio Apostólico durante el ángelus de ... este domingo. También el fiscal del Vaticano solicitó este sábado pruebas a la abogada del autor de las graves acusaciones, y esta se negó a aportarlos.
Publicidad
Francisco rechazó las acusaciones lanzadas esta semana por el hermano de Emanuela Orlandi, la adolescente de quince años ciudadana vaticana e hija de un empleado vaticano que desapareció sin dejar rastro el 22 de junio de 1983. Los supuestos secuestradores, que no dieron ninguna prueba de vida irrefutable, exigieron entonces la liberación de Ali Agca -autor del atentado contra Wojtyla- a cambio de su libertad. El Papa Juan Pablo II lanzó ocho peticiones de que fuera liberada. Por su parte, Ali Agca respondió que prefería seguir en la cárcel.
En enero, el fiscal general del Vaticano, o 'Promotor de Justicia', Alessandro Diddì, reabrió el caso. También el Parlamento italiano ha aprobado la apertura de una comisión de investigación, que aún no ha comenzado a trabajar, pues no ha sido aprobada por el Senado. El proceso también procede a toda marcha en los medios de comunicación italianos. La semana pasada, en el programa 'Di Martedì' ('Hoy Martes') del canal privado italiano 'La7', Pietro Orlandi, hermano de la desaparecida, presentó junto a su abogada el registro del testimonio de una persona cercana a los bajos fondos romanos, de quien no reveló la identidad. «Dice cosas importantes, hay que aclararlas, no puede quedar la duda», avisó antes de hacer que se le escuchase. Sin embargo, no identificó a la persona registrada y no dio elementos para valorar la credibilidad de lo que dice.
Refiriéndose a Juan Pablo II, la persona sin identificar asegura: «Se las llevaba a la cama. Cuando la situación era ya asquerosa, el secretario de Estado decidió intervenir. Pero no quitándose de en medio a Wojtyla, sino hablando con 'ese tipo'. Él (se refiere al cardenal Agostino Casaroli, secretario de Estado), siendo un experto en cárceles, porque fue capellán en el reformatorio y luego en una cárcel, se dirigió a los capellanes de la cárcel. Los capellanes de la prisión, uno era de Calabria y el otro un listillo, un tal Luigi y un tal padre Pietro, lo único que hicieron fue llamar a De Pedis y decirle: 'Está pasando esto, ¿nos puedes echar una mano?'. Y punto. Lo demás son tonterías».
El tal 'De Pedis' era Enrico de Pedis, era un peligroso criminal, jefe de la Banda della Magliana, una organización vinculada con la mafia, activa en Roma entre los años 70 y 90. Es poco verosímil que el secretario de Estado del Vaticano le solicitara ayuda.
3 meses por solo 1€/mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.