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Cuando Shirin Musa (Quetta, 1977) contrajo primeras nupcias con un holandés paquistaní no sospechaba que un día la efervescencia de aquel amor desaparecería. Lo que tampoco podía imaginar entonces era que el proceso de separación llegaría a convertirse en un auténtico calvario. Ayer, recalaba en la Biblioteca del Fontán para contar su historia arropada por la Asociación Asturiana de Sociología y el Colegio Oficial de Ciencias Políticas.
- ¿Cómo nace 'Femmes for Freedom'?
-En 2010 decidí poner fin a mi matrimonio, pero mi marido se negó a concederme la nulidad según la ley paquistaní. Durante el proceso de divorcio me sentí completamente abandonada por la justicia europea y decidí que ninguna mujer volvería a pasar por algo similar en soledad. Femmes for Freedom es una plataforma holandesa que proporciona asistencia legal a mujeres migrantes, especialmente, a aquellas que se encuentran en un contexto de «cautiverio marital».
-¿A qué se refiere cuando habla de «cautiverio marital»?
-Es un concepto reciente que, de hecho, acaba de ser incorporado en el acervo jurídico holandés. El término refiere la situación de todas aquellas mujeres que continúan estando casadas a efectos legales porque sus maridos no han concedido su beneplácito para que la separación se lleve a cabo. Se trata, en definitiva, de otra forma de violencia contra la mujer.
-Su marido aceptó el divorcio civil, pero no el religioso. ¿Qué consecuencias tuvo esto para usted como mujer musulmana?
-En última instancia, supuso mi destierro y el de los míos. Si hubiera vuelto a Pakistán se me habría perseguido y castigado por estar viviendo en adulterio según su ley.
-Hace un par de días dos jóvenes paquistaníes afincadas en Terrasa eran asesinadas por su familia
al rechazar un matrimonio de conveniencia. ¿Cómo recibe una europea con raíces paquistaníes noticias como estas?
-Con una mezcla de impotencia y desconsuelo, pero no de sorpresa. Por desgracia, los crímenes de honor son una práctica bárbara muy extendida en los países islámicos. La injusticia de base es que no se puede obligar a dos mujeres a contraer matrimonio en contra de su voluntad. Ensuciamos la palabra matrimonio cuando la usamos para describir este tipo de enlaces que no son otra cosa que violaciones.
-Llegados a este punto¿son compatibles el islam y el feminismo?
-Rotudamente sí. Cuando me divorcié hubo profesores de Derecho que me recomendaban apostatar de mi religión. Hubiera sido más fácil, pero mis creencias son una parte inalienable de lo que soy y me dan fuerzas para sobrellevar el día a día. Hay que entender que el islam es en esencia una religión igualitaria que nada tiene que ver con la violencia, el resto es hermenéutica. Por otra parte, el feminismo busca la equiparación de los derechos de hombres y mujeres.
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