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ana rosa garcía
Santander
Jueves, 22 de agosto 2019, 12:31
El Hospital Sierrallana de Torrelavega ha registrado la pasada noche el fallecimiento de un hombre de 62 años diagnosticado de listeriosis, que ingresó por un cuadro febril y presentaba múltiples patologías graves, lo que ha condicionado una evolución desfavorable del paciente. La Dirección General de Salud Pública ha constatado que este caso no guarda ninguna relación con el brote de listeriosis originado en Andalucía por el consumo de carne mechada, puesto que la investigación realizada ha permitido comprobar que la víctima no había viajado a ninguna de las provincias en jaque por la alerta sanitaria ni había comsumido ninguno de los productos de carne mechada retirados por el Ministerio de Sanidad.
Salud Pública ha explicado que la listeriosis es una enfermedad infecciosa cuya principal vía de transmisión es alimentaria, por contaminación de alimentos elaborados en los que se hubiera producido alguna alteración en la producción: inadecuado tratamiento térmico, fallo en la cadena de frío, defectos de envasado y/o transporte.
El fallecimiento se produce apenas unas horas después de que la Dirección General de Salud Pública asegurara a EL DIARIO MONTAÑÉS que «no hay riesgo» de que lleguen a Cantabria las consecuencias de esta intoxicación que ya ha dejado 150 afectados en el sur del país –con algunos casos localizados también en Asturias, Extremadura, Madrid, Cataluña y Aragón–, puesto que los productos de carne contaminada que han motivado la alerta, de la marca 'La Mechá', elaborados por la empresa sevillana Magrudis, no llegaron a distribuirse en Cantabria ni consta hasta la fecha ningún afectado en la región por el brote andaluz. Desde Salud Pública –única Dirección General aún sin un titular al frente tras la toma de posesión del nuevo Gobierno– se muestran «expectantes» pero «tranquilos», aunque no se puede descartar aún que aparezca algún caso en Cantabria entre personas que hayan pasado sus vacaciones en alguna de las comunidades perjudicadas por la presencia de esta bacteria.
El jefe de Vigilancia Epidemiológica, Luis Viloria, recuerda que «se trata de un germen que es relativamente frecuente», aunque menos que la salmonela, «una vieja conocida», causante de alrededor de 150 intoxicaciones anuales en la región. «La listeriosis es una enfermedad que está con nosotros; aunque, claro está, no a niveles como el que se da en la actualidad, que se ha multiplicado por tener su origen en un procedimiento industrial. Lo habitual suelen ser casos esporádicos o en una misma familia que ha compartido el alimento contaminado. En Cantabria, se detectan una media variable de entre 2 y 10 positivos anuales» (este año ya ha habido alguno, totalmente ajeno al brote andaluz). Y esos son «la punta del iceberg», porque sólo se pueden contabilizar los que acaban acudiendo al médico empujados por los síntomas, «que suelen ser los más graves».
Viloria explica que «se trata de una infección que puede pasar desapercibida la mayoría de las veces en la población sana. Puede haber gente contagiada y que ni siquiera lo note, y otros que presentan un cuadro leve, de un par de días de malestar, algo de fiebre o una diarrea sin mayor importancia, del que se recupera sin necesidad de acudir al hospital». Así ocurre cuando nada falla en el sistema inmunitario, pero las consecuencias de la listeria son bien distintas en los grupos de riesgo, entre los que se incluyen los pacientes con enfermedades crónicas, aquellos con tratamientos inmunosupresores (caso de los oncológicos) y sobre todo las embarazadas, puesto que la infección, que no se transmite entre personas (la única vía de contagio es la ingesta del alimento con la bacteria), sí se puede transmitir al feto a través de la placenta, pudiendo causar daños severos al bebé (meningitis) o desembocar incluso en un aborto.
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