Explicación visual | Operación DANA: así se busca a los desaparecidos

La mayor operación de rastreo en la historia de España sigue en marcha. Miles de militares, miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad, bomberos y equipos especializados, llegados desde todo el país y Europa, buscan a las personas que aún siguen desaparecidas. Aunque hace días que se perdió la esperanza de encontrar supervivientes, las labores continúan sin cesar. El objetivo es reducir a cero el listado de desaparecidos y proporcionar cierto alivio a los familiares y allegados.

Tras el paso de la segunda DANA por la provincia de Valencia y la desactivación de las alertas, se ha retomado el trabajo por tierra, mar y aire. La primera fase de la búsqueda se centró, en un inicio, en la superficie, garajes inundados y coches arrastrados por la riada. Una vez que no se encontraron más víctimas, los equipos pasaron a una segunda fase, más técnica y laboriosa, con la búsqueda a ciegas, bajo el lodo y el agua, principalmente en tres zonas: la costa, la Albufera y el barranco del Poyo.

A lo largo de la costa, desde la desembocadura del Turia en Valencia hasta Dénia, barcos militares y científicos peinan el fondo marino con tecnología de última generación. Más de 200 personas están desplegadas para esta tarea, en la que se rastrea el lecho marino con potentes sónares para mapear la zona, aunque el fuerte oleaje de los últimos días está dificultando los trabajos, que se realizan contrarreloj. El tiempo apremia y se teme que la marea pueda alejar aún más los cuerpos. Por si todo esto fuera poco, helicópteros militares sobrevuelan toda la costa, para avistar posibles cuerpos en caso de que volviesen a la superficie.

Otro punto clave es la Albufera, donde desagua el barranco del Poyo. Los equipos de búsqueda ya han encontrado varios cadáveres en el lago y creen que todavía puede haber más. Por ello, solicitaron al Ayuntamiento de Valencia, hace unos días, que bajase el nivel del agua hasta el mínimo ecológico para facilitar las labores. En condiciones normales, la Albufera está conectada al mar por tres golas con compuertas que permiten regular el nivel, según las necesidades agrícolas y medioambientales, además de impedir que penetre agua salada.

La zona circundante al lago todavía está muy embarrada, lo que está dificultando en gran medida la labor, que se realiza a pie con el apoyo de unidades caninas. Los perros son de especial ayuda en las zonas de cañas donde el acceso es muy complicado.

Debido al poco calado que hay en la Albufera, los grandes barcos para rastrear el fondo no pueden navegar por ella. En su lugar, se ha desplegado una flota de drones marinos equipados con sonar para dibujar el lecho fangoso y detectar irregularidades. También se emplean equipos de análisis submarinos, con aspecto de torpedo, adosados a las lanchas neumáticas que peinan sin descanso desde la superficie para mapear el fondo. Más miembros de los equipos de búsqueda navegan en pequeñas barcas motoras buscando cualquier pista en el entorno de las cañas que rodean el lago y que son inaccesibles desde tierra. Además, equipos especiales de buceo se sumergen una y otra vez en buscar de cualquier pista, en una agua sin visibilidad, con la única posibilidad de palpar algo el fango.

El fatídico barranco del Poyo también es una zona caliente en la búsqueda. Los técnicos creen que bajo el barro y los sedimentos que arrastró puede haber algún desaparecido. En algunos puntos se acumulan hasta 3 metros de lodo que se retira poco a poco según se peina el terreno. Drones desde el aire mapean la zona para que en tierra los equipos criben el suelo con las varas. En un arduo proceso, se clava un palo en la tierra y se busca mediante el tacto diferencias en la consistencia del lodo. Una vez más, las unidades caninas son vitales. El olfato de los perros es capaz de filtrar el hedor que desprende el barro y detectar el humano.

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