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El arquitecto de interiores y decorador Joaquín Caamaño, en el salón de su céntrica casa gijonesa.

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El arquitecto de interiores y decorador Joaquín Caamaño, en el salón de su céntrica casa gijonesa. FOTOS: DANI MORA

En casa de Joaquín Caamaño

En clave tradicional. En el centro de Gijón, el arquitecto de interiores Joaquín Caamaño diseñó mobiliario para combinar con mesas auxiliares y minivitrinas que guardan colecciones y recuerdos de familia

CARMEN DEL SOTO

Domingo, 6 de septiembre 2020, 00:09

En un edificio antiguo y rehabilitado, situado en el centro de Gijón, tienen su domicilio familiar Joaquín Caamaño y su esposa, Toñi García. E, incorporado a él y con entrada independiente desde el rellano de la escalera, se encuentra el estudio de este arquitecto de interiores con más de cuarenta años de ejercicio y que, ya jubilado como tal, ha pasado el testigo a su esposa, que es quien ahora dirige su empresa de decoración. Entre sus últimos trabajos están los realizados para Sidra Mayador y el Hotel Morada de Moa, en La Coruña.

Dejando a un lado mesas y ordenadores, además de una variada muestra de sillas de diseño dispuestas en la zona de trabajo, el gusto por lo clásico está presente en el mobiliario de la casa. A ello contribuyen los altos techos enmarcados en frisos y cornisas; los arcos divisorios; el suelo de tarima de elondo por el que se extienden alfombras y pasilleras persas y rusas; los radiadores primitivos, de hierro fundido, que han sido recuperados, y la embocadura de madera de nogal tallada a mano por la que se accede al salón-comedor.

En él lucen armoniosos un chester rojo, un sofá tapizado en cretona inglesa y dos butacas de estilo francés. La librería, de considerables dimensiones, fue fabricada en macizo de nogal y raíz de olivo siguiendo un diseño del propio Caamaño.

Y lo mismo ocurre con otras piezas distribuidas por la casa, como el mobiliario de cerezo de la habitación juvenil, los armarios de castaño de los baños y el del dormitorio principal, que esconde el baño detrás de una de sus puertas. Todo ello concebido a medida y con los zócalos haciendo juego.

La mesa del comedor es redonda y de cristal, destacando las tallas de hierro policromadas que hacen de patas. Se acompaña de cuatro sillas imperio y de una lámpara de cristal de bohemia que fue montada por Juan Serrano.

El conjunto se completa con mesas auxiliares, donde reposan lámparas y portarretratos, y mini vitrinas que sirven de expositores para juegos de té de porcelana inglesa, vajillas y una llamativa colección de muñecas antiguas. Y no es la única, ya que en el pasillo puede verse otra de máscaras venecianas, perteneciendo a su hijo Alejandro otra sobre 'Superman', considerada entre las más completas de España y de la que queda una muestra en la que fuera su habitación.

Para la cocina se optó por un ambiente rústico, con detalles de casa tradicional asturiana. Encimeras en granito verde pradera -la pared va en verde manzana-, vidrieras y cerámicas con motivos frutales y vigas de madera a juego con el mobiliario. Llama la atención, por su rareza, que la cocina tenga cinco ventanas.

Cuadros de reconocidos autores, sobre todo asturianos, se distribuyen por todas las estancias. Incluidas varias obras por él firmadas, ya que en su trayectoria profesional también cuenta el ser pintor y dibujante. De hecho, dirigió una academia de pintura y ha protagonizado diversas exposiciones.

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