Un método español reduce entre el 25% y el 30% los episodios de acoso escolar

El trabajo de estos expertos, que compara toda una serie de aspectos educativos y personales de estudiantes de centros de varias autonomías en los que se aplica TEI y con otros en los que no, certifica que la implantación del programa no solo reduce notablemente el 'bullying' sino que además crea un ambiente educativo más respetuoso, minimiza los episodios violentos y mejora las habilidades particulares y la capacidad de relación social de niños y adolescentes.

Se trata de un éxito muy relevante porque los diferentes estudios realizados sobre el acoso o el ciberacoso escolar en los colegios e institutos españoles alertan de que es un problema que al menos sufre uno de cada diez escolares (con trabajos que incluso doblan esa prevalencia). Una lacra, amplificada por la irrupción del 'ciberbullying', que todos coinciden que perjudica el bienestar emocional y psicológico de los menores y que, en numerosas ocasiones, termina por dejar secuelas durante décadas e, incluso, toda la vida.

El programa TEI, que empezó a aplicarse en todas las etapas no universitarias desde comienzo de siglo, a partir de un diseño original del catedrático de la Universidad de Barcelona Andrés González Bellido, tiene como objetivos prevenir y resolver los casos de acoso escolar mediante un método integral para la mejora de la convivencia en el centro educativo. También se caracteriza por aspirar a preservar la salud mental de los alumnos y por ejecutar sus actuaciones con la implicación proactiva de toda la comunidad escolar.

La clave de bóveda del proyecto es la denominada tutorización emocional entre iguales. Consiste en que los estudiantes mayores dan cobertura y sirven de guía a sus condiscípulos de dos cursos inferiores. Reciben formación en habilidades sociales y estrategias de resolución de conflictos, lo que les convierte en referentes positivos, que reducen la inseguridad de los pequeños en un entorno desconocido. Son los encargados, en diálogo con el tutor del agresor, de intentar acabar con el acoso. Profesores y padres colaboran en la tarea, pero desde un rol secundario. En dos décadas, el que ya es el método más usado en los colegios españoles, se ha implantado en 2.000 centros de Europa y América y ha formado a 90.000 profesores y tres millones de alumnos.

Las investigaciones de las tres universidades citadas demuestran que TEI, además reducir los casos de acoso y de aumentar la proporción de estudiantes que no se involucran en estos ataques, desarrolla la destreza de los chicos para relacionarse. Antonio Maldonado, experto de la Universidad Autónoma de Madrid, subraya que logra altos niveles de empatía y de asertividad –la capacidad de defender con éxito el punto de vista propio respetando el de los demás– y mayores habilidades sociales, como la resolución de conflictos.

Los centros de secundaria que implantan este programa logran unos jóvenes con mayor autoeficiencia, con capacidad de valorar sus propias actitudes y de organizarse y dar pasos para alcanzar las metas académicas. «Programas como TEI son muy importantes para el crecimiento personal de los estudiantes. Es necesario seguir implementando estrategias que promuevan el desarrollo de habilidades sociales», defiende Vanesa Sainz, vicedecana de investigación en la Facultad de Educación y Psicología de la Francisco de Vitoria y una de las autoras de los estudios junto a su compañera de universidad O'Hara Soto-García.