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El invento ha sido desarrollado por los alumnos de segundo de Bachillerato Mario Suárez y Daniel Warzynski, y su profesora de Tecnología, Rosana Álvarez. Juan Carlos Román
Allumnos de Sama de Langreo diseñan una mochila que mide el peso de los libros

Ingenio en las aulas del instituto de Langreo

El IES Jerónimo González gana el premio Impulso TIC por inventar una mochila que mide el peso de los libros

alejandro l. jambrina

Sama de Langreo

Domingo, 20 de enero 2019

¿Cuántas veces se ha repetido que los estudiantes cargan demasiado peso en sus mochilas? ¿Cuántos especialistas han advertido de las consecuencias de esa mala costumbre? Infinitas. Lo saben bien los estudiantes del IES Jerónimo González, de Sama de Langreo, que han tomado cartas en el asunto: han creado una mochila inteligente que pesa su contenido. Nada mejor que visualizar esos kilos para ser conscientes, familias y estudiantes, de cuánto sufre la espalda.

Su proyecto les acaba de dar una gran alegría. Han sido galardonados con el premio Impulso TIC en la categoría de Educación, reconocimiento otorgado por los colegios de ingenieros informáticos, CITIPA y COIIPA. Esto evidencia que el Jerónimo González es un centro pionero en fomentar en sus alumnos un espíritu emprendedor, investigador y creativo. Más aún si se tiene en cuenta que son 'repetidores': el año pasado lograron este mismo premio por el diseño de un contenedor de reciclaje inteligente.

Los jóvenes que han conseguido el reconocimiento son Mario Suárez y Daniel Warzynski, alumnos de segundo curso de Bachillerato, dirigidos y aconsejados por Rosana Álvarez, docente responsable del departamento de Tecnología. «He de reconocer que es un grupo excepcional. Son alumnos con los que llevo trabajando tres años y junto a los que he conseguido grandes proyectos, algunos tan importantes e innovadores como este», celebra la profesora. «Les propuse a los chicos que creasen algo útil, algún elemento que repercutiese positivamente al resto de sus compañeros. Ellos decidieron modificar un producto de la vida cotidiana como es la mochila, y aplicarle mejoras tecnológicas», explica Álvarez.

De esta forma, los alumnos desarrollaron un prototipo de mochila que indica el peso de los materiales que transporta, «para que los padres sean conscientes de lo que cargan sus hijos cada día». Para lograrlo, la bolsa lleva instalada una celda de peso que soporta hasta veinte kilos y una pantalla led incorporada en un asa, donde se puede ver el peso a primera vista. «Se trata de concienciar. Incluso se podrían crear pequeños campeonatos de reducción de material en el centro», propone Álvarez.

Un alumno instala los componentes en el prototipo de la mochila. Juan Carlos Román

El invento ganador

La profesora y los jóvenes inventores ponen a prueba la mochila llenándola de libros y material escolar. Juan Carlos Román

- Mochila inteligente. Los alumnos han creado una mochila común que incorpora un sistema de medición y una pantalla que indica el peso que se está cargando en ella.

- Ajustable. También incorpora unos motores y sensores que ajustan las asas de la mochila al cuerpo, mejorando la comodidad y adaptándola a cualquier tipo de ropa de abrigo.

- En evolución. Se trata de un prototipo, así que los alumnos no descartan añadirle algunas mejoras como un sistema para poder cargar el teléfono móvil.

Pero estos jóvenes inventores querían más. «Teníamos que hacer algo que a los críos les apeteciese tener. Pensamos en algo futurista y diseñamos un sistema por el cual la mochila se ajusta al cuerpo, gracias a un par de motores y a unos sensores de presión que reconocen el tipo de ropa que llevas puesta». Según la profesora, esto la hace más espectacular e intenta combatir «la perjudicial moda de llevar las mochilas muy bajas».

El proyecto es tan innovador que el centro ya ha tenido contacto con una empresa que está analizando las posibilidades de la mochila para mejorarla y poder sacarla al mercado. «Los alumnos tienen grandes ideas, pero necesitamos apoyo y motivación, que vean que pueden tener futuro». Desde el centro reconocen que, con este tipo de proyectos, intentan que la Consejería de Educación vea las posibilidades de estos alumnos y les ayuden. «Los chicos no son empresarios ni licenciados, pero ven necesidades que los adultos no perciben y es fundamental el contacto entre empresas, Universidad e institutos».

Los estudiantes están desarrollando nuevos proyectos, como un sistema 'caza pirones' o una innovadora persiana automática que detecta la lluvia y evita que se ensucien las ventanas. Ideas hay muchas, ahora toca llevarlas a cabo.

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