Borja Robert
Jueves, 25 de junio 2015, 22:22
José Ignacio Wert ya lo avisó: no repetiría en el cargo otra legislatura ni aunque pudiese. Al final, ni siquiera ha agotado una. Durante la actual, como titular de la cartera de Educación, Cultura y Deportes, ha reformado el sistema educativo de arriba abajo y ha conseguido, según el CIS, la valoración más baja de ningún ministro de la democracia.
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En sus tres años y medio en primera línea ha fraguado pocos acuerdos y alentado fuertes protestas de su oposición política, de los interlocutores sociales y de los colectivos afectados por sus decisiones. Se marcha con su principal reforma, la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (Lomce), más disputada que nunca.
El ministro Wert, sociólogo y licenciado en Derecho, ha sido la cara visible de muchas de las medidas más polémicas del Gobierno de Rajoy. De la subida del IVA de los productos culturales, de la implantación de grados universitarios de tres años el denominado 3+2, de la puesta en marcha de evaluaciones externas «reválidas» a la conclusión de Primaria, Secundaria y Bachillerato y de un conflicto abierto con Cataluña por su modelo de inmersión lingüística en el que los tribunales le han dado la razón.
En todos los casos se ha acusado al ministro de obviar el diálogo con los demás y de falta de voluntad de consenso. Desde PSOE, PNV y CiU ya han anunciado que están llevando a cabo los contactos necesarios para que las comunidades autónomas en las que no gobierne el PP exijan una reunión que paralice lo que queda por ejecutar de la Lomce. Si antes protestaban por ella cinco ejecutivos regionales, en pocas semanas pueden ser hasta doce.
El creciente cuestionamiento de la Lomce representa un último revés para un Ministerio que teóricamente había concluido el grueso de su actividad para la legislatura y que con la marcha de Wert queda doblemente descabezado. A finales de mayo abandonó su puesto la hasta entonces secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, mano derecha del ministro. Se marchó a París para ejercer como nueva directora general adjunta de Educación en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Su reemplazo deberá gestionar una hostilidad creciente contra la Lomce con un poder menguado, y deberá defender el trabajo y las reformas del ministro peor valorado.
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