El dragón de Komodo, originario de Indonesia, es el lagarto vivo más grande del mundo. Un estudio realizado por el King's College de Londres ha descubierto que tiene una capa de hierro en sus dientes que le facilita matar a sus presas.
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El estudio encontró que su dentadura tiene capas protectoras de hierro que puede encontrarse en las puntas de los dientes, lo que explicaría el pigmento naranja que se aprecia en ellos. También les ayuda a mantenerlos siempre afilados. «Esta característica nunca se había registrado antes en un reptil carnívoro», explica el estudio, que se ha publicado en la revista Nature Ecology & Evolution.
Esta concentración de hierro desempeña «un papel clave en el sostén de los dientes aserrados» de estos enormes lagartos. Su alimentación se basa únicamente en carne. Sus presas son gran variedad de mamíferos, desde roedores hasta búfalos de agua, aves y todo tipo de animales a los que puedan matar con un doble golpe de dientes afilados y mordedura venenosa.
Los investigadores encontraron este tipo de recubrimiento en los dientes de otros reptiles vivos, como los lagartos monitor, cocodrilos y caimanes. Además, creen que también pudieron haberlo tenido algunos dinosaurios carnívoros aunque por el momento no se han encontrado pruebas en los dientes fosilizados.
«Los dragones de Komodo tienen dientes curvados y dentados para desgarrar a sus presas, al igual que los dinosaurios carnívoros -explica Aaron LeBlanc, profesor de Biociencias Dentales en el King's College de Londres y autor principal del estudio-. Queremos utilizar esta similitud para aprender más sobre cómo podrían haber comido los dinosaurios carnívoros y si utilizaban el hierro en sus dientes de la misma manera que el dragón de Komodo».
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El hábitat natural de los dragones de Komodo es el parque nacional del mismo nombre y en la cercana isla de Flores, en Indonesia. Es el único lugar del mundo donde pueden verse dragones de Komodo en libertad. Actualmente, quedan 3.458 ejemplares adultos y crías en libertad, según cifras de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Cuando son adultos pueden alcanzar los tres metros de longitud y pesar hasta 90 kilos, sus principales amenazas son la actividad humana y el cambio climático, que está destruyendo su hábitat. «Se espera que el aumento de la temperatura global y los consiguientes niveles del mar reduzcan el hábitat adecuado del dragón de Komodo al menos en un 30% en los próximos 45 años», señala la UICN.
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