![El abrazo en tiempos de coronavirus](https://s3.ppllstatics.com/elcomercio/www/multimedia/202101/21/media/abrazo-pandemia.jpg)
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Jueves, 21 de enero 2021, 14:53
Cada 21 de enero desde 1986, la sociedad conmemora el Día Mundial del Abrazo, fecha en la que el estadounidense Kevin Zaborney instauró esta particular celebración preocupado por la escasez de gestos de cariño que las personas mantenían en público. El abrazo, un símbolo de intimidad, afecto y cercanía cuya potencia emocional en ocasiones supera a la de cualquier palabra o actitud, ha sido condenado al ostracismo por las restricciones de la pandemia.
Antes del verano, en pleno postconfinamiento, se hizo viral una infografía publicada por The New York Times, en la que se mostraban qué gestos se deben hacer o no a la hora de abrazar a una persona con relativa seguridad. El gráfico era el resultado de un estudio realizado por la Universidad de Hong Kong sobre la transmisión del virus mediante las vías respiratorias que explica para el diario norteamericano la científica Linsey Marr.
Aún no ha llegado el tiempos de los abrazos pero arriesgarse a compartir uno es menos peligroso con estas premisas: es importante que no se incorpore a personas de riesgo cuya salud peligre si se contagian; hay que evitar abrazos cara a cara, siempre con mascarilla.
El problema reside en que, si una de las personas es más baja que la otra, al mirar la primera hacia arriba, el aire que exhala viaja hasta la zona de respiración de la más alta. Si la primera padece coronavirus, puede contagiar a la segunda, incluso si es asintomática. No se deben unir las mejillas en la misma dirección, pues el aire que exhala cada individuo pasa a la zona de respiración del otro. Lo ideal es que las dos personas miren en direcciones opuestas.
Para los niños, lo ideal es abrazar al adulto por la cintura o las rodillas, y éste debería mirar mientras hacia otro lado para no contagiar al niño. Si del abrazo se pasa al beso, lo mejor es depositarlo con ternura en la parte trasera de la cabeza.
Sentir nostalgia de los abrazos es algo normal. Los humanos están «programados por naturaleza» para tocar y ser tocados. La piel, de pies a cabeza, es el órgano encargado de recibir una gran cantidad de información valiosa para la vida. «A través del sistema somatosensorial, transmitimos al cerebro las diferentes cualidades de los contactos que se dan con el entorno. Desde la piel, la información camina a través de sistemas complejos que finalizan en la corteza cerebral y es nuestro cerebro el que procesa toda esa información», ha explicado Pablo Eguía, Neurólogo y Vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La ausencia de tacto es un factor de estrés añadido a las personas aisladas en solitario con respecto al resto. Bautizado como 'hambre de piel', se trata de un episodio neurológico que revela por qué necesitamos el contacto y cómo su ausencia nos deteriora.
«El cariño es otra necesidad del ser humano y el contacto físico es una de las principales formas de obtenerlo. Independientemente de cómo lo llamemos, es una necesidad que se ha estudiado ampliamente», sostiene Eguía. Por eso el mundo confía en que los abrazos vuelvan ser, en un día no muy lejano, alimento para el alma.
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