L. RAMOS
Tielve (Cabrales).
Martes, 31 de marzo 2020, 02:02
Lo que no pudieron conseguir ni los lobos ni las cada vez más difíciles condiciones a las que tienen que hacer frente las gentes del campo, lo logró el COVID-19. La brutal caída de las ventas motivada por la crisis sanitaria obligaba hace unos días a los hermanos Consuelo y Juan José Bada Herrero a tomar una difícil decisión: dejar de producir, temporalmente, su valorado queso Cabrales.
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«Las cuevas están llenas y aunque estamos sacando quesos para las cámaras para que no se sigan haciendo, estas también tienen un límite», explica Chelo. E indica cómo es en marzo cuando comienzan a vender lo producido durante el invierno, para despegar del todo en Semana Santa. Esta vez, sin embargo, «nuestra última venta fue el 7 de marzo y desde entonces se fue cancelando todo». «Tenemos un pedido para el 6 de abril para México, pero no creo que lo hagamos, pues te arriesgas a que te lo paren o le den la vuelta y perder aún más dinero», lamenta la veterana quesera.
Es la primera vez que en esta quesería de Tielve, cuya tradición se remonta a dos generaciones atrás, detiene su producción. «Mi abuela ya hacía queso y mi madre lo estuvo haciendo hasta los 75 años, cuando tuvo que parar porque físicamente no podía más, no por ganas», relata Chelo, emocionada. También su hermana, quien no obstante no tiene ganadería, tuvo que detener la producción.
Los animales, recalca, siguen comiendo, «así que vamos a vender la leche a los chicos de la central de Picos para al menos poder mantener el ganado». Los hermanos también piensan dar salida a alguna de sus vacas, pues «son un gasto importante y la leche no se paga como el queso, está claro».
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Tampoco los cabritos que en esta época del año comienzan a vender a hosteleros están teniendo salida. «Hay un empresario que dijo que sí que nos iba a coger los que pudiese almacenar con la idea de venderlos en verano, pero es lo mismo que con el queso, hay un límite», indica Chelo.
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Otro de los temores del sector, apunta, es que una vez acabe el estado de alarma, los negocios tardarán en reactivarse, con lo que a los productores les costará retomar el ritmo de ventas, en las que tienen un gran peso la hostelería y el turismo. Pese a todo, Chelo Bada lanza un mensaje de ánimo: «Esto pasará».
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