Un grupo de asturianos, tras 48 horas en la catástrofe de Valencia: «Aquello es un caos, con gente desesperada»

El envío de material y efectivos a Valencia es continuo. Y mientras unos van, otros emprenden el camino de vuelta a Asturias «con la tristeza metida dentro del cuerpo» después de haber pasado dos días en la primera línea de una catástrofe sin precedentes. «Volvemos destrozados. La gente está desesperada. Y no es para menos. Están hasta arriba de fango y ves como van sacando los cadáveres. Aquello es como estar en una guerra», resume Rodrigo Fortuny, que, cuando habla de estar destrozados, lo hace en nombre de Abraham Navarro, Pelayo Prendes, Diego Pazos, Borja Martínez, Adrián Paino, Miguel Kiko, Daniel Marqués, Cristián Marqués, Miguel Vagamar, Lucas Rompiente, Javier Parrilla y Álvaro Gil.

El domingo salían de San Esteban con seis furgonetas cargadas hasta los topes con productos de primera necesidad y material de limpieza. Cargamento que han repartido ellos mismos a pie de calle, ante «el colapso que hemos visto» en los centros habilitados por las autoridades valencianas para la recogida y distribución de la ayuda que está llegando desde todos los rincones de España. «Íbamos con las furgonetas, nos parábamos en determinados puntos y sacábamos las cosas para que la gente se fuese acercando. Ayer, vino un padre a por un paquete de galletas para su hijo de cuatro años. Le ofrecimos dos. Pero nos dijo que él, de momento, se arreglaba con uno, que el otro se lo diésemos a otro vecino que también lo necesitase. Impresionante», cuenta Rodrigo.

No sólo eso. También se las ingeniaron para hacer llegar alimentos, ropa y material de limpieza e higiene a quienes todavía permanecen atrapados en sus casas. «Hay mucha gente que no puede salir, porque las puertas de los edificios están bloqueadas por montañas de coches. Gente mayor, familias...», describe Fortuny. En estos casos, el reparto de la ayuda se hizo a través de las ventanas y balcones. «Esta gente lo está pasando realmente mal», insiste una y otra vez, abrumado por lo que han visto durante las últimas 48 horas. «Aquello es un desastre», abunda.

Hasta tal punto han quedado impresionados por ese desastre que ya están pensando en organizar un segundo viaje solidario a Valencia. Han tomado nota de las necesidades y, en cuanto lleguen a San Esteban, «nos reuniremos para ver cómo podemos llevarles más cosas, incluso algún alimento fresco, porque es que no tienen acceso ni siquiera a unos yogures para los niños, o algo tan básico como ropa interior». Ya tienen cerrado, de hecho, un envío de 35 palés.

Todavía está por determinar cómo van a almacenar todo ese material en destino y cómo van a organizar su distribución. Aunque tienen muy claro que «lo haremos directamente, mano a mano, porque no queremos que la ayuda se atasque». El objetivo: «Echarle una mano a toda esa gente que lo está pasando tan mal. No es el momento de discusiones politicas ni de ver quién se cuelga la medalla. La situación allí es muy complicada, un caos. La prioridad es ayudar a la gente». Dicho queda.

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