Coronavirus | Fiesta ilegal en Zamora: los padres de los asistentes pagan la multa y piden que sus hijos hagan trabajo social

Los progenitores se han puesto en contacto con la Administración regional para manifestar que, además de pagar los 3.001 euros de multa que se impuso a cada uno de los 91 participantes, estaban dispuestos a que sus hijos realizasen también algún tipo de trabajo social.

El dato lo ha desvelado la delegada territorial de la Junta de Castilla y León en Zamora, Clara San Damián, que ha precisado que todas las sanciones remitidas por la Guardia Civil ya han sido tramitadas por la Junta, incluida la de 126.000 euros al organizador del evento.

San Damián ha explicado que algunos padres han llamado a la Delegación Territorial de la Junta en Zamora para preguntar si, además de pagar la multa, los sancionados podían hacer algún tipo de trabajo social, algo que proponían por «el cabreo» que les había generado que su hijo hubiese puesto en riesgo la salud.

La fiesta, convocada por redes sociales con participantes de distintos puntos del país, se desarrolló en un paraje próximo al casco urbano de Vime de Sanabria, de sesenta habitantes, entre el 7 y el 9 de agosto y concluyó con el desalojo de los asistentes por orden judicial.

Con motivo del evento no autorizado, la Guardia Civil estableció durante el fin de semana un dispositivo de control que concluyó con la identificación de 118 personas y la imposición de 162 multas, de las que 102 fueron por participar en la fiesta e incumplir las medidas de prevención de la covid-19.

Las sanciones impuestas por ello forman parte de las 1.650 denuncias gestionadas hasta ahora por la Delegación Territorial por incumplimiento de la normativa vigente sobre la covid-19.

De todas esas denuncias, la Guardia Civil ha expedido 1.271, la Policía Nacional 208, la Policía Local 157, el Servicio Territorial de Sanidad 13 y el Servicio Territorial de Cultura 1.

Clara San Damián ha asegurado que lo que está ocurriendo en la provincia de Zamora en relación a la pandemia es «muy preocupante», y ha pedido que nadie se lo tome a broma.