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Calles desirtas y establecimientos cerrados por el coronavirus. Éste es el caldo de cultivo ideal para los delincuentes que encuentran una situación ideal para perpetrar sus fechorías. Ha ocurrido esta misma mañana en un establecimiento hostelero de Mieres. «Esto ya lo dijimos el ... primer día que echamos el cierre, que iba a suceder», comentaba la propietaria de la cafetería Jovellanos, junto al parque, Alicia Raquel Castaño. «Cogieron una alcantarilla y caminaron unos 200 metros sin que nadie viera nada y la arrojaron contra el cristal», explica. No se llevaron, finalmente, nada, pero los destrozos son cuantiosos, una cristalera rota y una puerta destrozada.
El aviso le llegó a la propietaria poco después de las siete de la mañana por parte de la Policía Nacional. Castaño asegura que el sector hostelero se siente «desprotegido». «Hemos cumplido con todo lo que nos han ordenado; de hecho, por responsabilidad y por el bienestar de nuestros empleados y clientes ya echamos el cierre del establecimiento el viernes. No puede ser que nos quedemos desamparados, sin trabajar y ahora también asumiendo este tipo de destrozos», lamenta. «No hay nadie en la calle, parece que pueden hacer lo que quieran, por eso pedimos más vigilancia por parte de los cuerpos de seguridad». Temen que estoy vuelva a suceder.
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