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En pleno inicio de la desescalada, el Ministerio de Sanidad estudia hacer extensible el uso obligatorio de mascarillas a toda la población cuando se frecuenten espacios públicos y todo tipo de comercios para evitar que los esperados rebrotes de la enfermedad se acaben descontrolando ... . Una medida que, hasta ahora, solo era una recomendación.
Aunque las mascarillas se han convertido en un objeto de uso diario para la población española y es cada vez menos frecuente ver a viandantes sin ella, el Ejecutivo está alarmado por las imágenes que dejó el inicio de la fase 1 de la desescalada en algunos municipios, sobre todo de clientes que frecuentaban terrazas sin contemplar las medidas mínimas de seguridad (como la separación de un metro y medio entre personas). Por ello, en la última reunión con la intersectorial de Sanidad, el pasado lunes, el ministro del ramo, Salvador Illa, preguntó a los consejeros de las comunidades autónomas su opinión sobre esta medida, y si pasar de la simple recomendación a la imposición.
Algunas regiones no ven necesario que se llegue a estos extremos, sin embargo otras ven con buenos ojos aumentar las restricciones en los espacios cerrados o, incluso, proponen que se tome la temperatura aleatoriamente a los viandantes. «Quiero recomendar abiertamente y lo digo como elemento clave, que donde no se pueda guardar los dos metros de distancia, la gente opte por el uso de mascarilla», instaba el presidente del Principado, Adrián Barbón, el pasado 3 de mayo
Una medida que, en marzo y a principios de abril, solo se recomendaba por parte del Gobierno a los profesionales sanitarios o personas que tuvieran contacto con enfermos o síntomas de estarlo. Más adelante, se amplió a ciudadanos con patologías previas o pertenecientes a los colectivos de riesgo. Entonces había un desabastecimiento total de este producto en farmacias y las distintas administraciones debían recurrir al mercado internacional para conseguirlas. Las autoridades sanitarias llegaron a decir que eran «innecesarias» para el resto de la población porque creaban una sensaión de falsa seguridad. Posteriormente se hizo obligatorio, por orden ministerial, para viajar en los transportes públicos desde el pasado 4 de mayo.
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El director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, uno de los rostros más visibles de la gestión de la pandemia por parte del Estado, reconoció este miércoles que entiende que «se ponga sobre la mesa» ampliar el uso de las mascarillas, aunque advirte de que habría que hacerlo «con mucho cuidado».
«El uso de las mascarillas aunque se generalice no se va a poder obligar de manera general», señala Simón. «El uso de mascarillas tiene que ser altamente recomendable», afirma el doctor. «Si se decide al final que sea obligatorio, porque hay muchos más factores para tomar la decisión, se tendrá que analizar muy bien cómo se especifican las excepciones a las personas que puedan tener problemas (respiratorios, ansiedad...)».
Mientras tanto, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el uso de mascarillas no han variado desde el comienzo de la crisis sanitaria. El organismo internacional especifícica que las personas sanas solo deberían ponérselas cuando «atiendan a alguien en quien se sospeche la infección por el 2019-nCoV» o cuando «se tiene tos o estornudos». También recuerdan en su página web que estas «solo son eficaces si se combinan con el lavado frecuente de manos con una solución hidroalcohólica o con agua y jabón».
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