Las terrazas asturianas desescalan por fases

«Tras toda la semana de lluvia, hoy estamos contentos, pero los clientes vienen a consumir copas o cafés, no a comer«, explica el fundador del gijonés grupo Gavia, Javier Martínez.

«Hemos ido abriendo por fases para sacar casi a medio centenar de trabajadores del ERTE y es un riesgo, porque hasta hoy no hubo sol«, explica Paco García, propietario de locales como La Buena Vida de Poniente o Pura Vida.

La imagen que esta mañana mostraba Gijón era de terrazas llenas al sol, pero con mayoría de locales cerrados. En los barrios, grandes avenidas como La Argentina, en La Calzada, apenas tenían actividad hostelera, mientras que en la de El Llano todos los locales con terraza lograron el respaldo del público.

Algo similar ocurrió en Avilés, con un centro que ofrecía la imagen de un día de verano. El primer fin de semana en el que los bares pueden sacar sus terrazas a la calle y después de una semana de lluvia e incertidumbre, los hosteleros por fin se han redimido y los pocos que estos días no se habían atrevido a montar sus mesas hoy lo han hecho sin dudar. La plaza de España volvió a ser uno de los epicentros del consumo, como viene siendo habitual estos días. Sin embargo, la gente más joven ha preferido otras ubicaciones como la plaza de los Hermanos Orbón, donde está siendo bastante complicado encontrar un sitio donde sentarse y se ven grupos de personas al acecho, como ocurría antes de que la pandemia cambiara las cosas para siempre.

«Es una gozada poder salir otra vez así y vamos a aprovechar porque ya nadie nos asegura que vaya a ser permanente», confesaban Luis Miguel García, Verónica Lorenzo y Dudu Gil, tres amigos que hoy sábado se han reencontrado en la terraza de El Cafetón por primera vez desde hace más de dos meses. Donde también corrió la sidra fue en la plaza del Carbayo, un espacio que antes de la crisis había perdido músculo, pero que ahora parece haber recuperado su encanto y se posiciona como uno de los lugares de ocio preferidos por los avilesinos, que aprovechan la sobra de la antigua iglesia de Sabugo.

Sin embargo, en las zonas más alejadas del centro, los hosteleros optaron por no abrir sus puertas, esperando a la Fase 2, que comienza el lunes 25. «Tal y como está la situación, nos parece más apropiado esperar a la siguiente fase, ya que se garantizan los puestos de empleo», explicó Álex López, responsable en Gijón de bares como el Cafetón o Mepiachi. Él optó por abrir solo «el quiosco de la plazuela», aunque tiene lista y preparadas el resto de terrazas.

Mientras, en Oviedo, algunos establecimientos aprovecharon para reabrir sus locales. Es el caso del Llar de la Catedral, en la plaza Alfonso II El Casto. A las nueve y media de la mañana servía sus primeros desayunos tras nueve semanas cerrado. Es uno de los ocho locales que solicitó licencia para aumentar el número de mesas. «Teníamos ocho y aumentamos el doble porque necesitaba ampliar para poder sacar del ERTE a mis empleados», explicó Juan Cuesta.

La novedad en Oviedo pasó por Gascona. Sólo una de sus sidrerías decidió abrir este sábado. La parrilla Tierra Astur amplió superficie para poder cumplir con la normativa municipal de seguridad aunque mantuvo el mismo número de mesas de su terraza. «Necesitábamos abrir pero no por el tema económico solamente, también por el psicológico», apuntó Cesar Suárez, director gerente.

Su reapertura se estrenó con un nuevo método para el escanciado de sidra. Un vaso para cada cliente y personalizado con su nombre. Los camareros escribían en el vidrio el nombre para evitar confusiones. «La idea es muy buena», valoraron Damián Vázquez y Jeny Andehuela.

Oriente y Occidente

En el Oriente, sin embargo, la afluencia de clientes a las terrazas no cumplió este sábado con las expectativas de los hosteleros. En Cangas de Onís, todavía son muchos los negocios que mantienen las persianas bajadas y las mesas apiladas. Entre quienes sí llevan abiertos desde el inicio de esta fase, el sentir es compartido: pocas personas y la mayoría locales. «Quitando la desbandada del lunes, que quizás hubo demasiado, el resto de la semana fue a menos. Esperábamos más este fin de semana, a ver el domingo que es el mercado», indicó Celso Fernández, de La Sifonería. En la plaza Camila Beceña de la capital canguesa, la terraza de Los Arcos ha aumentado su espacio para garantizar la seguridad de una clientela que aparece a cuentagotas. «De las ocho a las once de la mañana muy flojo, cuando más hubo fue hacia la una y casi todos de Cangas», explicó José Antonio Pérez.

Todo lo contrario ocurrió en el otro ala de Asturias. En Vegadeo se animaron a salir a la calle en una mañana de sol radiante, apaciguada por la suave brisa del Eo. Los sábados vuelven a recuperar su color en la villa, con el tradicional mercadillo y las terrazas llenas. Son pocos los bares abiertos; los que lo han hecho hoy no paran.

«Es un poco locura», señala Patricia Díaz, gerente del bar La Flor en la plaza del Ayuntamiento. Desinfectante en mano, no deja de acomodar a sus clientes en las mesas. Insiste en que «dan la talla». «Son muy prudentes, cumplen a rajatabla».

Las ganas de salir después de dos meses de encierro no se pueden ocultar. Los amigos Manuel Arias, Ramón Puga e Hilario Murias se reencuentran copa de vino en mano. «Esto da ánimo, da gusto lo bien organizado que está», comenta Arias apurando el último sorbo. Pedirán otro, no se trabaja y el día acompaña. «De aquí no me muevo hasta que toque ir a comer», bromea Murias. Por fin llegó el momento de las confidencias. Eso sí, extremando la precaución. Por el virus sigue ahí.