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La DANA ha traído a Asturias y gran parte del país fuertes e intensas lluvias. La región continúa en alerta mientras las tormentas incrementan el riesgo de sufrir un accidente en la carretera. Según diversos estudios citados por la Dirección General de Tráfico (DGT), ... la probabilidad se incrementa un 70%, al reducirse la visibilidad y la adherencia del asfalto.
Por eso, estos días es preciso circular con especial precaución. Existen al menos tres factores que explican cómo la lluvia afecta a la visibilidad en la conducción. Cuando llueve hay menos luz ambiental y las gotas de agua en el aire reducen la visibilidad horizontal, definida como la distancia máxima a la que un observador puede distinguir un objeto.
La lluvia modifica drásticamente el entorno visual de los conductores, especialmente de noche, cuando filtra parte de la luz de los faros y reduce las zonas iluminadas; cambia la luz que se refleja sobre la carretera, reduce las propiedades reflectantes de la pintura de las marcas viales, disminuye el contraste entre los objetos y su fondo, y cambia la percepción visual de ciertas superficies.
Por último, afecta la capacidad del conductor para ver a través del parabrisas, un efecto que se multiplica si el parabrisas sufre desperfectos o se ha manchado con el barro y grasa que suele haber en la carretera.
¡Mucho cuidado cuando la #lluvia 💦forma grandes charcos y zonas inundadas⚠️en las carreteras!
Dir. Gral. Tráfico (@DGTes) November 22, 2021
🔴Rápidamente se puede perder el control del vehículo.
▶️Evita entrar en zonas inundadas. #SeguridadVial pic.twitter.com/ogbFaYQ4te
La DGT recuerda, además, que cuando llueve la adherencia de los neumáticos disminuye, lo que dificulta el frenado. Por eso, antes de coger el coche es preciso comprobar el estado de las ruedas y sobre todo moderar la velocidad y aumentar la distancia de seguridad para contar con margen de maniobra en caso de tener que recurrir al frenado de urgencia.
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Usar las luces es vital cuando las precipitaciones dificultan la visibilidad así como prestar atención a las zonas de la carretera en las que se forman charcos y pequeñas inundaciones que pueden motivar que en pocos segundos el conductor pierda el control del vehículo.
En un vídeo, señala que, cuando sube el nivel del agua, los vehículos pueden ser arrastrados. Para que ocurra entran en juego diversos factores: el peso del coche, la velocidad de la corriente, la alturas de los bajos, la profundidad del cauce y la inclinación del terreno.
Con el agua a mitad de rueda, al conductor le costará dirigir el coche por la pérdida de adherencia de los neumáticos y, si supera esta altura, pérdera el control del automóvil.
Encender las luces de carretera para ver y ser vistos, aunque no las largas, pues su reflejo reduce la visibilidad. En condiciones extremas, activar los antiniebla traseros y apagarlos cuando el tiempo mejore.
Fijarse en el asfalto para evitar charcos o regueros que puedan causar 'acuaplaning' y también para detectar su agarre: un asfalto claro que refleja como el cristal tiene menos agarre que uno oscuro que no reflecta la luz.
Aumentar la distancia de seguridad para contar con tiempo de reacción ante imprevistos y reducir el agua en suspensión que levanta el vehículo anterior.
Fijarse en las luces de los coches que nos preceden y si activan los 'warning' pues ayuda a saber por dónde circula el trazado y si existen imprevistos que obliguen a frenar.
Mantener el parabrisas en buen estado, sin daños y limpio, así como las escobillas. Si es posible, aplicar tratamientos repelentes de lluvia que consiguen que las gotas de agua apenas toquen la superficie del cristal, formando «perlas» que ruedan rápidamente
Vigilar los cristales empañados. Lo más eficaz es poner la ventilación en su función específica (la que dirige el aire hacia el parabrisas), con al aire acondicionado y la recirculación, además de la calefacción. Un cristal sucio por dentro hace que éste se empañe con más facilidad.
Los adelantamientos son peligroso, los propios y los ajenos. Hay que estar especialmente atentos al agua que levantan los vehículos al pasar, sobre todo, camiones y autobuses. Para sobrepasarlos, es preciso mirar bien hacia delante para saber lo que va a pasar durante esos segundos en los que se pierde la visión. Hay que mantener la trayectoria y no dar frenazos bruscos.
Si la visibilidad se reduce hasta imposibilitar la conducción, para en un lugar seguro para no ser embestido por otro vehículo. Hasta encontrar ese lugar, se debe avanzar alternando la vista al frente con miradas más cercanas a izquierda y derecha buscando las líneas de la carretera.
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