P. A. MARÍN ESTRADA
OVIEDO.
Jueves, 19 de marzo 2020, 01:15
La gijonesa Cristina Obeso trabaja como Técnica en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) en la planta de Neurocirugía del HUCA, su centro de trabajo desde 2010. Ayer era su primer día de descanso tras dos jornadas en el turno de noche y ... mientras admite compartir la inquietud de todos «ante algo nuevo, porque nunca habíamos vivido una alarma de este tipo y entro y salgo todos los días del hospital», dentro de él y como profesional afirma sentirse «tranquila, estamos recibiendo desde el primer momento formación de cómo actuar en caso de tener que enfrentarnos a un paciente contagiado de coronavirus y específica en el caso de las compañeras que están atendiendo a estas personas. Y sobre todo porque se están tomando las medidas adecuadas y el aislamiento se cumple a rajatabla, como no podía ser de otra manera». Es consciente de la excepcionalidad de la situación, pero también recuerda que para los profesionales sanitarios «adoptar medidas similares con pacientes contagiados es algo a lo que estamos habituados con aislamientos aéreos o de contacto», apunta.
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Fuera del centro hospitalario, Cristina ve también motivos en los que reforzar su serenidad: «Ver cómo la gente está siguiendo todas las instrucciones y está concienciada, desde la forma en que se mantienen las distancias de seguridad en las colas a las medidas higiénicas. Creo que de la alarma se pasó ya a la concienciación y espero que dure cuando pase todo, que se mantengan esas cosinas de la rutina cotidiana». Piensa en el futuro cercano, aunque la principal preocupación de la que todos deberíamos ser conscientes ahora es la de seguir actuando con responsabilidad para evitar «el desbordamiento del sistema. Sería el caos absoluto. Las medidas que se están tomando van enfocadas a eso. Si se produce un contagio masivo no habría manera física ni de personal ni de material para poder controlarlo y a la vez atender al resto de pacientes. Ni con todas las UCIS de la sanidad privada habría suficiente. No se confina a la gente en casa por capricho. Y creo que así se está entendiendo».
El reconocimiento al trabajo de todo el personal sanitario en muestras como la de salir a aplaudirles a los balcones, dice, «siempre presta, pero somos los mismos profesionales que estamos ahí a diario. Está bien que valoren tu trabajo pero habría que aplaudir a tanta gente siempre: a las trabajadoras de atención domiciliaria que cuidan diez abuelos en un día y con pocos medios, por ejemplo». Le gustaría que el apoyo se tradujese en «defender el sistema público de salud y que ésta no puede nunca ser entendida como un negocio. Es un derecho». Del compromiso del propio personal, cuenta que «muchas compañeras están renunciando a descansos y vacaciones para estar aquí. Se hace siempre con quien tiene un problema personal, pero ahora es multiplicado por mil. Ese apoyo interno también nos refuerza a nosotras, sirve para sentir: 'Claro que podemos con esto y si faltase algún medio, luchamos para exigirlo'. Es una sensación muy buena», expresa. Hoy de momento, toca descansar para volver de nuevo al hospital.
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