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ÁLVARO SOTO
MADRID.
Lunes, 3 de diciembre 2018, 04:21
«Si tuviera que escoger entre salvar la vida de un animal o de un ser humano, empezaría por el segundo. Únicamente tendría dudas si el ser humano fuera Boadella». Albert Boadella (Barcelona, 1943) ha incluido en el inicio de la nueva edición de ... su 'Adiós, Cataluña' (Espasa) una pequeña parte de los epítetos que sus enemigos le han dedicado. Pero el dramaturgo no se inmuta. «He aprovechado esos insultos en mi obra 'El sermón del bufón'. Esto es lo mínimo que te puede ocurrir cuando te enfrentas al nacionalismo», afirma Boadella, creador de Els Joglars, presidente de Tabarnia, voz del constitucionalismo y padre intelectual de Ciudadanos.
-Yo lo supe desde 1981, cuando conocí a Pujol, que fue quien ha organizado todo esto y el primer catalán que tuvo en la cabeza la construcción nacional. Y lo ha logrado: ha conseguido cambiar completamente la óptica de los ciudadanos y hacer de todo este asunto algo de sentimientos y de secta. Lo que nunca imaginé es que contase con la condescendencia, y a veces la colaboración, de los gobiernos nacionales.
-Aquí el gran problema fue la traición del PSC. Mientras el PSC se mantuvo como oposición al régimen convergente-nacionalista, las cosas estuvieron equilibradas. Pero, cuando el PSC pacta con ERC y se pasa al nacionalismo con todos los bártulos, todo se desboca y Cataluña se convierte en un régimen sin oposición. De ahí la creación de Ciudadanos, que nace por culpa del PSC. Si el PSC se hubiera mantenido como un partido de izquierdas, partidario de la solidaridad, de no poner nuevas fronteras, y fiel a los que lo votaban, que eran las personas que habían venido de otras partes de España, no nos hubiéramos metido en el berenjenal de formar Ciudadanos.
-Franco, porque éramos más jóvenes. Además, estaba clarísimo que era el enemigo a batir. Ahora está todo más liado. El nacionalismo se camufla muy bien, se vende como una opción de libertad, con eso tan fantástico del derecho a decidir... Pero lo único que sé es que el nacionalismo es la pura ultraderecha. No sé si Vox es ultraderecha, pero el nacionalismo es ultraderecha seguro.
-Si luchar por unos ámbitos de libertad máximos dentro de una comunidad es ser de izquierdas, yo lo soy. Además, me dedico a desarmar tabúes. Pero también soy un conservador, soy un artista que respeta la tradición de su propio oficio.
-Ciudadanos no es un partido de derechas. Es un partido liberal, y ser liberal hoy es creer en la sanidad pública, en la educación pública, en el subsidio del paro, en hacer que el Estado no sea tan intervencionista en la vida de la gente. Ahora es el partido que fue en los inicios y yo creo completamente en él.
-Lo que más les jode a los nacionalistas es que me ven como un tipo que se divierte como un energúmeno. Sí, es mi venganza.
-La libertad de expresión no está para defender las cosas que nos gustan, sino las que no, y este es un tema de libertad de expresión. Pero aquí el problema es de ingenio. Si hubiera sido un sketch para morirse de risa, no habría habido caso. Cuando yo me puse la estelada en el culo, hasta los nacionalistas se rieron. Pero hay caso porque es una cosa un poco burda.
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