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Oviedo
Martes, 19 de octubre 2021, 10:14
A menudo suele ser un tema de controversia en la oficina. Mientras ellas protestan por el frío ellos se quejan del excesivo calor. Hombres y mujeres difieren en en este asunto. Detrás de las antagónicos sensaciones térmicas entre sexos se esconde una razón evolutiva y ... científica, según acaba de revelar un estudio de la Universidad de Tel Aviv publicado en la revista 'Global Ecology and Biogeography'.
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La particularidad no solo ocurre entre humanos, muchas especies de aves y mamíferos, también la padecen, y está relacionada con la reproducción. «La diferencia en la sensación térmica no surgió para que pudiéramos discutir con nuestras parejas por el aire acondicionado, sino más bien lo contrario: está destinada a que la pareja tome cierta distancia entre sí para que cada individuo pueda disfrutar de algo de paz y tranquilidad«, detallan los investigadores del trabajo.
«Nuestro estudio ha demostrado que el fenómeno no es exclusivo de los humanos; entre muchas especies de aves y mamíferos, las hembras prefieren un entorno más cálido que los machos», detalla uno de los líderes del estudio, Erin Levin. Su compañera Magoty Cohen, del Museo Steinhardt de Historia Natural de la Universidad de Tel Aviv, lo vincula a razones «evolutivas».
La separación entre machos y hembras reduce la competencia por los recursos del entorno y aleja a los que pueden ser agresivos y poner en peligro a las crías. Además, las madres deben proteger a los recién nacidos en una etapa en la que aún no pueden regular su temperatura corporal por sí mismas, por lo que desarrollaron una preferencia por un clima relativamente cálido.
El estudio profundiza en los fenómenos sociológicos observados en muchos animales. Ellas presentan mucho más contacto físico entre pares, mientras que ellos mantienen más distancia y rehuyen el contacto entre sí. Para alcanzar esta conclusión, llevaron a cabo un análisis estadístico y espacial de la distribución de docenas de especies de aves y murciélagos así como una revisión de los estudios ya publicados sobre este tema.
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Tomaron muestras de la información recopilada en Israel desde 1981 hasta 2018 sobre miles de aves migratorias de 13 especies y 18 especies de murciélagos. El estudio incluyó más de 11.000 aves y murciélagos individuales, desde el Monte Hermón en el norte hasta Eilat en el sur.
Los resultados del estudio demostraron claramente que los machos prefieren una temperatura más baja que las hembras, y que esta preferencia conduce a una separación en determinados periodos de los ciclos de cría cuando ambos sexos no se necesitan.
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Las aves migratorias macho pasan el invierno en zonas más frías que las hembras. Entre muchos mamíferos, los machos prefieren la sombra mientras que las hembras eligen la luz del sol; ellos ascienden a las cumbres de las montañas mientras que ellas permanecen en los valles.
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