Alba Álvarez-Morán | Investigadora del Instituto Universitario de Oncología de Asturias

«Si la ciencia no usa las redes, se ocuparán quienes sacan rédito de la desesperación»

–-¿Explicar qué es el cáncer en tiktok ha sido su mayor reto como científica?

–En mi caso comunicación y ciencia siempre han ido de la mano en mi labor como investigadora. Comencé a divulgar en eventos presenciales antes de pasar a las redes y al tomar contacto con pacientes percibí que una parte del miedo asociado a la enfermedad venía vía internet. Logré un proyecto europeo para divulgación científica en tik tok y ahí me encontré de repente con toda la seudociencia y la estafa con la que estaban en contacto los pacientes y sus familiares. Muchos de ellos usan redes de este tipo en busca de respuestas a las dudas que es lógico tener. Hallé un montón de charlatanería, desde que el cáncer se produce por traumas y barbaridades así, pasando por toda clase de supuestos remedios caseros, incluido el consumo de productos tóxicos. Vi un nicho de oportunidad para que la gente entendiese cómo enfrentarse a la enfermedad y desmentir tantos mitos y bulos. Si la ciencia, los científicos no nos ocupamos de esto, esos espacios seguirán copados por gente que saca rédito económico del desconocimiento y desesperación de los pacientes.

–¿Es posible hacerse oír entre tanto ruido?

–Hay un porcentaje de gente a la que es muy difícil convencer porque son también fanáticos que están totalmente en contra de alguien que lleve bata blanca y esos ya no van a entrar por ahí. Pero sí hay muchísimas otras personas que están en un entorno intermedio, que quiere elegir lo mejor, pero no saben, esos usuarios sí pueden cambiar y tomar una mejor decisión clínica para sí mismos si tienen una información adecuada. Es ahí donde yo me centro. No puedo cambiar la opinión de mil de personas, pero sí difundir mi información hasta donde pueda llegar.

–¿La clave está en saber usar un lenguaje de tiktoker?

–Es cierto que tenemos que usar estrategias como tener un buen gancho, utilizar un lenguaje común, hacer las cosas dinámicas y atractivas, visuales. La competencia por buscar información sobre el cáncer existe, y quienes tenemos una información más correcta, en el sentido de que se ha comprobado con experimentos detrás, los científicos o los periodistas especializados tenemos una responsabilidad social en ello y la forma es usar herramientas de marketing para captar la atención como hacen los seudodivulgadores.

–Los propios medios ¿cómo podríamos contribuir informando en temas como este?

–Hay muchos recursos de comunicación que se pueden mejorar. En ese sentido las asociaciones de pacientes hacen un gran trabajo y dan ejemplo de buenas prácticas. El lenguaje bélico en mi opinión creo que deberíamos eliminarlo en el vocabulario sobre el cáncer: ni es una batalla, ni quienes llegan a la supervivencia libre de tumor a cinco años son vencedores, porque qué pasa a quien tiene una recaída o si aparece una metástasis ¿perdiste la batalla?. O hablar del cáncer como si fuese una infección, no es eso, son nuestras propias células que no funcionan bien y entender eso es esencial para no frustrarnos si no responde un tratamiento. Ese rigor que puede parecer poco importante no lo es.