Borrar
Con mascarilla al Taj Mahal, y no por el covid. AFP
China ha dejado de ser el país más contaminado. Ahora, India toma el relevo

China ha dejado de ser el país más contaminado. Ahora, India toma el relevo

Una megalómana estrategia del Partido Comunista para limpiar los cielos ha dado sus resultados, pero India sufre ahora los mismos problemas de China hace una década

Sábado, 8 de junio 2024, 13:07

'Aireapocalipsis'. Incluso se llegó a acuñar un término para referirse a los elevados niveles de contaminación atmosférica que afectaban a China hace una década, cuando era el país con más partículas en suspensión del planeta. El triste ranking de las ciudades con el aire más sucio estaba liderado por Linfen, una localidad de la provincia de Shanxi rodeada de minas de carbón en la que sus residentes lamentaban que no podían secar la colada al aire libre porque se quedaba negra.

Incluso en la capital, Pekín, los niveles se disparaban por encima del máximo que los instrumentos de medición pueden detectar, y los gigantescos rascacielos se convertían en sombras escondidas tras una densa capa de bruma. De 'nierda'. En 2015 se llegó a decretar una alerta roja con niveles de contaminación 50 veces por encima de la concentración máxima saludable. Durante varios días, se impusieron medidas tan drásticas como la suspensión de todas las obras, el cierre temporal de las industrias más contaminantes, y la prohibición de circular a la mitad del parque móvil. A la población se le pidió que no saliese de casa salvo que fuese estrictamente necesario. Era una situación que mataba prematuramente a millones de habitantes y que tenía un abultado coste económico. El gobierno chino tomó conciencia y se puso manos a la obra.

2,1 millones de indios

mueren de forma prematura cada año por culpa de la contaminación atmosférica.

Todo ha cambiado desde entonces. Ahora, el listado de las ciudades más contaminadas del mundo está copado por otro país: India, a la que pertenecen 42 de las 50 más sucias, según el minucioso ranking de IQAir. Solo Lahore, en Pakistán, rompe con la hegemonía hindú en el top 10. La primera ciudad china aparece en el puesto 13, y solo le acompaña otra en ese medio centenar de nombres de la vergüenza.

El centro de Pekín en sus peores días. AFP

Begusarai, donde se concentran diferentes industrias relacionadas con los hidrocarburos, es la nueva Linfen, más de 2,1 millones de indios mueren a causa de la polución cada año en India, y AQLI estima que la esperanza de vida podría incrementarse en 5,3 años si se cumpliesen los estándares de la Organización Mundial de la Salud. En la capital, Delhi, la situación es tan mala que sus habitantes pierden 11,9 años de vida. Para poner estas cifras en contexto, se estima que las enfermedades cardiovasculares reducen la esperanza de vida en 4,5 años.

Y por si fuese poco, este es un problema que, según el Banco Mundial, resta al país un 0,56% de crecimiento económico debido, sobre todo, a la pérdida de productividad. Mientras tanto, China ha descendido ya hasta el puesto 19 entre los países más contaminados. Entre 2013 y 2021 logró reducir su contaminación en un 42,3%.

Movilidad eléctrica

Pekín, contaminada y con el cielo limpio. AFP
Imagen - Pekín, contaminada y con el cielo limpio.

¿Cómo lo ha conseguido? La transformación más evidente a la vista se ha producido sobre el asfalto: la electrificación del transporte, tanto público como privado. En una década, China se ha convertido en el país con más vehículos enchufables del mundo. Suma ya más de 20 millones, y solo el año pasado se vendieron 6,23 millones. Eso, claro, sin contar los 350 millones de motos eléctricas que circulan por el país, y que arrancaron esta transición hacia las baterías. Es un cambio que se nota en el aire cada vez más limpio de las ciudades. Si se cumplen las previsiones de la compañía estatal de electricidad, en 2030 el 15% de todos los vehículos de cuatro ruedas o más será eléctrico.

Huang Xiuwen, residente en Shanghái de 43 años, es un buen ejemplo de cómo se ha logrado este hito: «Hace ya quince años que mi mujer y mi hija compraron bicicletas eléctricas para moverse por la ciudad. Funcionaban muy bien y nos acostumbramos a cargarlas por la noche, pero el coche seguía siendo de combustión. Tuvimos que cambiarlo antes de la pandemia, en 2019, y vimos que el impuesto de matriculación podía costarnos hasta 50.000 yuanes (6.600 euros), y eso si teníamos suerte y nos tocaba en la subasta. Pero uno eléctrico salía gratis, y había subsidios interesantes, así que nos decidimos por un BYD».

40%

de todas las energías renovables instaladas en el mundo entre 2019 y 2024 estarán ubicadas en China.

Están satisfechos del cambio. «Hemos ahorrado en gasolina, y la infraestructura de carga ha mejorado tanto que ya no nos da miedo quedarnos tirados cuando vamos al pueblo (en Hunan, a unos mil kilómetros). Todas las gasolineras tienen cargadores rápidos», cuenta. Lo único que le preocupa es lo que puede costarle cambiar la batería cuando se degrade y reduzca demasiado la autonomía.

Mix energético

Pero de poco sirve electrificar el transporte si la energía que carga las baterías es sucia. Y la de China lo era. Y mucho. Hace una década, en torno al 80% de sus necesidades se cubrían con el carbón en viejas centrales térmicas. Ahora, el mix energético de la segunda potencia mundial ha cambiado. El mineral supone aún el 60% del total, pero muchas de las centrales han sido sustituidas por otras más limpias, mientras el país apuesta sin fisuras por las renovables y la nuclear. La Organización Internacional de la Energía estima que China superó a la Unión Europea en potencia renovable instalada en 2021 y que acaparará el 40% de todas las nuevas instalaciones renovables construidas entre 2019 y 2024, sobre todo granjas solares y parques eólicos. Y de forma paralela, para continuar reduciendo las emisiones en las ciudades, sobre todo en aquellas con centrales térmicas vitales para sobrevivir al invierno, el carbón está siendo sustituido por el gas natural.

El parque móvil en India aún es muy contaminante. AFP

La OIE destaca que la intensidad energética de la economía -la energía necesaria para crear riqueza- ha caído un 42% en las dos primeras décadas del siglo, un período en el que el consumo energético por cada ciudadano se ha multiplicado casi por cinco. Naciones Unidas también destaca que es posible crecer económicamente sin que ello suponga contaminar en proporción similar. No en vano, el PIB de China se multiplicó por diez entre 1997 y 2017 -cuando China todavía albergaba tres cuartas partes de las ciudades más contaminadas del mundo- mientras que el número de coches se triplicó y la población creció un 73%.

La diferencia del liderazgo

En India aún no se ha producido una explosión similar. Sin embargo, la contaminación ya ensucia la atmósfera, los ríos y la tierra. Las normativas medioambientales aún están muy por detrás de las de China y lo mismo sucede con la concienciación ciudadana. Así, se registra una clara correlación entre el despegue económico del país tras la apertura iniciada en la década de 1990 y el incremento en la polución, que se ha disparado un 67,7% entre 1998 y 2021. El impacto global también es sustancial: entre 2013 y 2021, el 59,1% del aumento en la contaminación mundial se ha producido en India.

«Hay mucha hipocresía entre los países desarrollados. Han deslocalizado su producción más contaminante a otros lugares más pobres y así han reducido la contaminación»

Empresario del textil indio

«Hay mucha hipocresía entre los países desarrollados. Han deslocalizado su producción más contaminante a otros lugares más pobres y así han reducido la contaminación. Ahora exigen que el resto del mundo siga sus pasos, pero es imposible porque los estándares medioambientales exigidos requieren de grandes inversiones que no podemos afrontar. Primero tenemos que hacernos más ricos y luego nos preocuparemos por el medio ambiente, como ha hecho Europa», critica un empresario del sector textil que prefiere mantenerse en el anonimato.

En 2019, finalmente el Gobierno decretó que declaraba la guerra a la contaminación. Y, como sucedió en China, tendrá que empezar por la movilidad. «Los vehículos continúan siendo una de las principales razones del problema, ya que representan en torno al 40% de las partículas de hasta 2,5 micras en Delhi», comenta Avinash Chanchal, de Greenpeace India, que también exige la equiparación de los estándares indios a los de la OMS, ya que actualmente los multiplican por ocho. Ese es, sin duda, el punto de partida para un trabajo que se antoja titánico. «Pero si China lo ha logrado, India también puede».

El agua y la tierra, los otros grandes afectados

El agua y la tierra, los otros grandes afectados

Un viaje por India sirve para crear un catálogo de prácticas desastrosas para el medio ambiente: vertidos químicos que llenan los ríos de espuma tóxica, ciudadanos que tiran en un bosque kilos y kilos de plástico, agricultores que reducen a cenizas sus huertos en preparación de la siguiente cosecha, e industrias obsoletas que lanzan todo tipo de gases a través de chimeneas que nadie controla.

Según el Banco Mundial, el 70% del agua dulce de India no es apta para el consumo humano. Y cada día se vierten en torno a 40 millones de litros de agua sucia sin tratamiento alguno: desde aguas fecales, hasta la que se ha utilizado en industrias especialmente contaminantes, como el textil.

Vertidos químicos en el Río Yamuna. AFP

El coste de esta situación es elevado y no solo afecta a la naturaleza. También al bolsillo: según el caudal de agua se acerca al mar, las consecuencias son más graves para los agricultores, que tienen que lidiar con una caída de hasta el 16% en la productividad de los campos que riegan con este fétido líquido.

Lógicamente, ese agua contaminada afecta a la tierra por la que se filtra. Concretamente, se calcula que un tercio de la superficie del país está degradada. Y eso tiene impacto en la cantidad y la calidad de la producción alimentaria, clave en un país que ya ha superado a China como el más poblado del mundo con más de 1.400 millones de habitantes. Hay una comparación que refleja claramente la dificultad que entraña gestionar India:#cuenta con el 2,4% de la superficie global y un 18% de su población.

Hasta ahora, la producción agrícola ha crecido gracias a la modernización del campo, y aún hay margen de mejora. Pero los científicos alertan de que, si el crecimiento económico sigue dándose a costa del entorno, llegará un momento en el que India tenga que incrementar las importaciones de comida o arriesgarse a una hambruna.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio China ha dejado de ser el país más contaminado. Ahora, India toma el relevo