M. Pérez
Miércoles, 28 de agosto 2019, 11:40
Un vecino de Bilbao se enfrenta a la pérdida del carné de conducir durante cuatro años y a una pena de prisión de seis meses después de que el pasado día 16 un radar móvil de la Guardia Civil le captara circulando a 176 kilómetros por hora en el tramo de la A-8 limitado a 80 a la altura de Castro Urdiales (Cantabria). En cuestión de dos semanas, el hombre ha pasado del volante al banquillo tras ser identificado y acusado de un delito contra la seguridad vial.
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Los hechos ocurrieron poco después de que el conductor se incorporase a la A-8 en la localidad cántabra con el fin de dirigirse a Bilbao. Apretó a fondo el acelerador. El coche respondió. Una costumbre típica de muchos automovilistas en este tramo limitado a 80 kilómetros por hora consiste en circular por encima de esta velocidad y frenar a la altura del radar instalado en Saltacaballo. Mal hábito. También hay un refuerzo especial de rádares móviles. Cabe pensar que el conductor sancionado no se percató de esta posibilidad y uno de ellos le fotografió cuando pasó a su altura a 176 kilómetros por hora. Una flecha metálica. «Debido a la gran velocidad a la que iba el vehículo, los agentes no pudieron pararlo», explicó este martes un portavoz de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil de Cantabria.
Lo que sí pudieron hacer es emprender una investigación a raíz de la captura del radar. El propietario del Mercedes fue así localizado e imputado. Ya que se trata de un delito contra la seguridad vial, el castigo corresponde a un juez. El Código Penal establece que en casos como éste, cuando la velocidad supera en 80 kilómetros por hora el límite establecido en una vía interurbana, la sanción puede oscilar entre tres y seis meses de prisión y la retirada del carné de conducir de uno a cuatro años. Fuentes próximas al caso consideran que, si carece de antecedentes, es muy probable que el automovilista no ingrese en la cárcel o termine condenado a una pena sustitutoria. Lo del carné es otra cosa. Iba a más del doble de lo reglamentario.
A diferencia del resto de la autopista, el tramo comprendido entre Castro y Muskiz tiene una restricción específica de velocidad debido a que se trata de un trazado «especialmente peligroso» y considerado como zona «con alta siniestralidad» debido a la gran cantidad de curvas pronunciadas existentes para salvar Saltacaballo. De hecho, desde enero ya se han producido en esta zona 57 accidentes, aunque de menor gravedad respecto a la época previa a la monitorización del trazado.
El caso del conductor bilbaíno no tiene muchos precedentes, al menos, que recuerden los agentes que controlan esta vía. El año pasado, el radar de Saltacaballo denunció a 14.252 vehículos y, de ellos, sólo 16 fueron fotografiados a más de 140 kilómetros por hora. La mayoría, 10.407, circulaban con un exceso inferior a 20 kilómetros por hora, el tradicional despiste.
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