Vista parcial del puerto de Tapia de Casariego. FOTOS: PABLO A. MARÍN ESTRADA
HISTORIAS DEL CAMINO DE SANTIAGO

Entre campos de maíz, palacios y ausencias de emigrantes

Paisaje. El peregrino avanza por un entorno de luz húmeda y verdes doloridos en una comarca que vio salir de ella a generaciones forzadas por la pobreza o la escasez de futuro

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Lunes, 14 de marzo 2022

Al entrar en el concejo de Tapia el peregrino se asoma al puente sobre el río Porcía para mirarse en el espejo de sus aguas auríferas y seguir ruta con la mirada descansada en el horizonte de campos llanos por el que le conducirán sus pasos, cada vez más cerca de su destino en Compostela. Maizales extensos, en esta época del año, anaranjados mares de tierra y de ralo en ralo el oasis vertical de unos árboles. Aquí y allá, una quinta con cabazo o el perfil melancólico de una casina solitaria. Es el paisaje en el que se educó la mirada del gran pintor Miguel Galano, un entorno de luz húmeda y verdes doloridos como los versos de su padre, el recordado Manuel Galano. Al caminante no le hará mal un poco de tristura local, la que impregna esta comarca que vio salir de ella a tantas generaciones de emigrantes, viajeros forzados por la pobreza o la escasez de futuro y cuyo imposible regreso captó mejor que nadie el poeta tapiego: «Anduvo muitos anos por el mundo. A terra unde nacéu/ nun daba para manter a tanto fiyo,/y foise lonxe, como tantos outros/ buscando aló el qu'aquí nun tía./.../ Chegóu al sou lugar, ilusionado,/buscóu parentes,/ buscóu a xente que tía na súa memoria;/déronye pouco asenso,/ pasara muito tempo/ y os artos tapáranye el carreiro».

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Quien va hoy a Santiago, a diferencia del retornado de Galano, se enfrenta a un camino despejado y con poca pérdida cuando avanza por las llanadas de Campos. Muy cerca para ver tiene el palacio barroco de La Magdalena, ejemplo del sobrio barroco civil de todo el extremo occidental. Poco más adelante cuando atraviese Salave, habrá de recordar que aquí hubo lugar de cobijo a los peregrinos, del que aún da cuenta el topónimo Campo del Hespital. En la misma parroquia otros nombres de la tierra aluden al 'Camín francés' -como se llamó históricamente al actual de la costa o del norte- o al 'Camín veyo', el antiguo camino real, aunque apartados del itinerario reconocido en nuestros días por la Unesco. Éste sigue hacia el interior, buscando el enlace con Brul y Tol, en el vecino concejo de Castropol para avanzar hacia Vegadeo y Abres. Una gran parte de los romeros modernos eligen, en cambio, el ramal que continúa por la mariña hacia la villa de Tapia. Es una buena opción para poder acercarse a uno de los parajes más bellos de la zona, las lagunas de Silva, con su pasado vinculado a la minería del oro romana. La capital del concejo, además de un paseo por sus callejas marineras, ofrece al que llega hospedaje en un albergue municipal con vistas al Cantábrico.

Tras abandonar la villa, merece la pena desviarse hasta Casariego para visitar, aunque sea desde el exterior, la casona solariega de don Gonzalo Méndez de Cancio, oficial de Pedro Menéndez de Avilés en su expedición por La Florida y el hombre que trajo a Asturias los primeros granos de un cereal que iba a quitar mucha 'fame', el maíz. Frente a los muros del palacio se extienden plantaciones que seguramente llevan aún ADN del original americano. A finales de verano, los maizales reverdecen toda la costera y acompañan al peregrino mientras avanza por Serantes y Villamil para despedirse del sosegado tramo tapiego.

El viajero aún podrá ver los muros de otro palacio, el de Lindoy, con su torre almenada y en su abandono, asediado por el matorral, sentir una impresión muy distinta a la de los caminantes jacobeos de otros siglos, cuando es posible que los señores de la casona les brindaran una cunca de sopa o pan y sal para seguir adelante en su fatigosa romería a Santiago.

«La toponimia documenta el paso de la ruta jacobea»

Xosé Miguel Suárez, filólogo e historiador

P. A. M. E.

Xosé Miguel Suárez, tapiego de Mántaras, es historiador y filólogo. Ha dedicado numerosos estudios al patrimonio cultural de su concejo, entre ellos varios trabajos lingüísticos de campo. En estos hay testimonios de la ruta jacobea: «La toponimia la documenta: mi propia casa en Mántaras está al pie del que llamamos 'camín veyo', el antiguo Camino Real, que no sigue el trazado oficial, pero es obvio que fue una de las vías que iban a Compostela. En la misma parroquia la toponimia menor registra un terreno que linda con el 'camín francés'. Y en Salave hay un 'Campo del Hespital', que sugiere la existencia de una alberguería», explica. Respecto a la importancia actual del flujo de peregrinos por su municipio natal afirma que «es notorio especialmente en verano y aunque en esa época hay mucha presencia turística aquí, no tengo duda de la incidencia en la actividad económica local del paso del Camino». Acerca de su divulgación cree que «hay bastantes recursos institucionales explicando su itinerario y el patrimonio artístico que puede encontrarse en él, aunque se echa en falta, en lo que se refiere a Tapia, que se destaquen las lagunas de Silva, al lado de la variante costera, un lugar de gran valor paisajístico e histórico vinculado a la minería del oro romana y posiblemente prerromana», opina.

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