Iglesia de Santiago Apóstol, en la cima de Castropol. FOTOS: PABLO A. MARÍN ESTRADA
HISTORIAS DEL CAMINO DE SANTIAGO

De la larga sombra de la espada del Cid a la costa de Santiniebla

Peregrino y poeta. «Caído como un pájaro enfermo que avanza hacia el mar. La ría plomiza contiene su empuje y lo liga a la tierra. Tal vez esa aspiración abatida infunda a todo el pueblo su aire de rota melancolía», escribió Cernuda

PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA

Lunes, 21 de marzo 2022

La vía peregrina de la Costa cubre sus últimas etapas asturianas adentrándose en el concejo de Castropol para bifurcarse en tres ramales con un paso en común que los acerca al país que los normandos llamaron Jakobsland, el río Eo, cuyas mismas aguas reciben tierra adentro en Fonsagrada a los romeros que siguen el Camino Primitivo. Desde Brul, por Barrionovo, el itinerario llega a Tol, donde se ubica el actual albergue municipal y donde se levantó el monasterio de San Salvador. Bajo la advocación de Santa María, aparece en una donación del Rey Ramiro II datada en el año 926 y, un siglo más tarde, ya consagrado al Salvador, será objeto de dos pleitos entre la nobleza local y la mitra ovetense, con los que estuvo relacionado directa e indirectamente el Cid Rodrigo Díaz de Vivar. En el primero, intervino como juez a petición de Alfonso VI, cuando participaba en la comitiva del Rey leonés durante la apertura en Oviedo del Arca Santa de las reliquias en el 1075 y, ocho años después, será su esposa, la asturiana Jimena, y sus hermanos quienes reclamen frente al Obispo la propiedad del cenobio.

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No hay documentación al respecto, pero sin duda la comunidad monástica de Tol hubo de prestar cobijo o ayuda a quienes viajaban hacia el sepulcro del apóstol en Compostela. Quienes lo hacen hoy, a poco de dejar atrás la localidad, tienen la posibilidad de elegir entre continuar hacia Barres para entrar en Galicia por el Puente de los Santos sobre la ría o hacia la villa de Castropol para seguir por Vegadeo y Abres. En el trayecto más próximo a la costa, existió en Figueras un hospicio de peregrinos que estuvo abierto hasta finales del siglo XVIII y que, en su origen, estuvo vinculado al Gremio de Mareantes, propietario del solar que lo albergó y sobre el que se alza la iglesia actual. Desde allí, los caminantes cruzaban el Eo en barca para continuar ruta en tierras luguesas.

Que ambos ramales fueron igualmente transitados por los viajeros jacobeos lo prueba el emplazamiento de otro hospital en Castropol, probablemente contemporáneo del de Figueras y que se mantuvo operativo hasta comienzos del siglo XIX. Avanzando hacia allí en paralelo al curso de la ría, quienes caminen sin otra compañía que la de sus propios pasos deberían evocar a otro peregrino solitario que también recaló allí, náufrago de su propio carácter y destino, como en todos los sitios a los que le llevó la vida: el poeta Luis Cernuda. De las dos semanas que pasó en 1935 con las Misiones Pedagógicas, aquel paisaje de brumas y orbayu, tan distinto al de su cálido sur, le hubo de causar una imborrable impresión que plasmaría, dos años más tarde, en plena Guerra Civil en su relato 'En la costa de Santiniebla'. Así describió el autor de 'La realidad y el deseo' el lugar, identificado con la villa de Castropol: «Caído como un pájaro enfermo sobre una oscura colina que avanza hacia el mar. La ría plomiza contiene su empuje y lo liga a la tierra. Tal vez esa aspiración abatida infunda a todo el pueblo su aire de rota melancolía».

Con esa misma niebla húmeda vislumbrará la villa el peregrino las más de las mañanas que le toque aproximarse a sus callejas empinadas, aunque con muy distinto ánimo al saberse ya cada vez más cerca del final de su viaje. En su puerto, como en el de Figueras, en temporada de verano, tendrá la opción de seguir el mismo rumbo que los romeros de otros tiempos atravesando la ría en una barca de recreo. Por tierra, el camino aún le reserva una etapa más por las orillas del Eo.

«Aspiramos a ser un concejo cosmopolita y las peregrinaciones ayudan»

Francisco Vinjoy, alcalde de Castropol

P. A. M. E.

Francisco Javier Vinjoy, alcalde de Castropol, afirma que el Camino de Santiago «es un elemento importante de dinamización del concejo porque en años normales son cientos los peregrinos de todas las nacionalidades que pasan y eso se refleja en los establecimientos turísticos y los comercios locales». En palabras del regidor, «es un recurso añadido a lo que ya tenemos, pero nos gustaría potenciarlo aún más y por eso desde el Ayuntamiento, en el presupuesto actual, tenemos una partida de 93.000 euros para mejorar el albergue público de Tol y estamos en contacto con la Viceconsejería de Turismo para plantear también mejoras en la señalización y adecuación de algunos tramos de la ruta». Entre los planes del Consistorio, está igualmente –explica Vinjoy– señalizar en Figueras y el puerto de Castropol los puntos de embarque, históricamente documentados, del paso marítimo al otro lado de la ría: «Sería un buen aliciente para el peregrino y para ambas villas». El primer edil elogia «el trabajo importante del Principado en este campo» y desearía que el Año Santo sirviera «para una mayor repercusión exterior del Camino, que ya es un hecho. Castropol aspira a ser un concejo cosmopolita y las peregrinaciones son un buen elemento para tender alianzas con otros pueblos y que ellos nos conozcan también».

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