El cambio de hora está a la vuelta de la esquina. Antes de que acabe octubre tocará una vez más -la segunda y definitiva este año- ajustar las manecillas del reloj y disfrutar de un domingo con una hora más de sueño, esa que ... perdimos el pasado 28 de marzo cuando nos adentramos en el horario de verano. El estío ha llegado, sin embargo, definitivamente a su fin.
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El cambio de hora en 2021 remoloneará hasta final del mes de octubre, en sentido estricto, y se producirá el domingo 31 de octubre. A las 03:00 de la madrugada pasarán a ser las 02:00 horas. A partir de esta fecha, quienes madruguen lo harán con un cielo más luminoso a costa de tardes más cortas. La noche caerá con prontitud y no pocos saldrán de sus trabajos en la oscuridad.
En España, amanecerá entre las 08.00 y las 08.30 horas y anochecerá entre las 17.30 y las 18.00 horas según vaya avanzando el calendario. Al cuerpo le cuesta asimilar el cambio. Somnolencia, cansancio o falta de atención son algunos de los síntomas más comunes por la imposición de un tiempo distinto.
El motivo oficial para modificar la hora es el ahorro energético. El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) cifraba en un estudio de 2015 en un 5% la rebaja, que en términos económicos materializaba en 300 millones de euros menos de gasto. El asunto está regulado por la directiva comunitaria 2000/84/CE, que determina que los países comunitarios no pueden decidir unilateralmente si cambian o no la hora pero sí en qué huso horario situarse.
En 2019, la Unión Europea acordó que la fecha límite para realizar el último cambio de hora sería en marzo u octubre de 2021. El asunto se debatió en 2018 y entonces se propuso eliminar las dos actualizaciones y perpetuar la del de verano en detrimento de la invernal. Una mayoría aplastante-el ochenta por ciento- votó a favor de que así fuera pero la modificación nunca se aplicó. Está por ver que, transcurrido el horizonte de 2021, termine de materializarse.
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La Sociedad Española del Sueño figura entre los partidarios de erradicar Asociación para la Racionalización de Horarios (ARHOE)el doble horario pero prefiere mantener el que entrará este mes en vigor, al igual que la .
En tiempos de escasez y economía restrictiva, cualquier partida de gasto es susceptible de ser mermada. Por eso la I Guerra Mundial 'popularizó' el cambio de hora. Alemania fue el primer país en implantarlo al descubrir que de este modo reducía la iluminación artificial y podía destinar más carbón al belicismo. El resto de naciones siguieron su estela. Entre ellas Estados Unidos, que volvió a adoptarlo durante la II Guerra Mundial y también en el embargo de petróleo árabe en 1973-74.
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En Europa, los países lo aplicaron durante décadas de forma intermitente y autónoma hasta que se aprobó una normativa común. España implantó el definitivo cambio de horario en 1981. Inicialmente los relojes se actualizaban los últimos domingos de marzo y septiembre, pero en 1996 se trasladó al mes de octubre la modificación. Los horarios dentro de nuestro propio país supusieron durante muchos años un quebradero de cabeza. A principios del siglo XIX las distintas regiones diferían entre ellas y mientras en Madrid y Barcelona el desfase era más o menos de media hora, entre algunos territorios alcanzaba los sesenta minutos.
En 1901 se estableció como norma el meridiano de Greenwich pero de nuevo la guerra afectó al minutero. Los republicanos implantaron el horario verano pero solo en las zonas que ellos controlaban por lo que de nuevo la hora era distinta en lugares practicamente limítrofes. Con Franco ya en en el poder, España abandonó el uso horario que le correspondía por ubicación geográfica para adecuarse al alemán, que aún se mantiene. Por eso en Inglaterra, Marruecos o Portugal, los países más cercanos, la hora es distinta a la española.
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