Calma y confianza

Tras la confirmación de este primer caso, el presidente del Principado y el consejero de Salud comparecieron para explicar las medidas adoptadas por la Administración asturiana, entre ellas la creación de un nuevo órgano de coordinación para hacer frente a la enfermedad. El Gobierno asturiano se ha impuesto informar rigurosa y puntualmente de la situación a los ciudadanos, prepararse todo lo posible y mantener a todos los servicios implicados en alerta. A diferencia de algunas crisis sanitarias anteriores, en las que la Administración optó por guardar silencio hasta verse sobrepasada en ocasiones por los acontecimientos y la preocupación ciudadana, la respuesta adoptada hasta el momento por las autoridades sanitarias españolas debe generar confianza ante una situación en la que el grado de temor en todo el mundo está, hasta ahora, muy por encima de los índices de letalidad de una dolencia que por el momento se asemeja a un episodio virulento de gripe.

Con los positivos confirmados ayer, la mayor parte de las autonomías están afectadas por esta enfermedad. España afronta una nueva fase en su lucha contra esta dolencia después de que el ritmo de nuevos positivos se haya multiplicado en los últimos días. No es una buena noticia, pero era el escenario más probable que esperaban las autoridades sanitarias, tanto centrales como autonómicas, que temen en las próximas fechas cifras altas, que no disparadas, de nuevos contagiados. Los expertos sanitarios creen que el aumento, sin llegar a ser exponencial, va a mantenerse porque es justo en los próximos días cuando el Covid-19 va a empezar a dar la cara, ya que los focos detectados en España hasta el momento –el importado italiano, el de los turistas chinos en Andalucía y el de origen desconocido madrileño– llegaron en la segunda o principios de la tercera semana de febrero, con lo cual ahora, tras catorce días de incubación, el virus empieza a manifestar claramente sus síntomas. El Ministerio de Sanidad ha dejado claro que no se plantea cambiar los protocolos sin atender las recomendaciones de los expertos y de las organizaciones sanitarias internacionales. «Si hay que hacerlo, se hará. Pero se hará no basándose en el miedo, en informaciones parciales, sino en evidencias sólidas», ha señalado Fernando Simón, director del centro de Emergencias. No es a quienes difunden inverosímiles teorías sobre el coronavirus a quien se debe escuchar. Tampoco a quienes se empeñan en cerrar los ojos a la realidad del impacto que tiene no solo en la salud, sino en la economía de todo el mundo. Tal y como señalaba el director general de Salud Pública del Principado en una entrevista a ELCOMERCIO, el coronavirus no es una dolencia grave, «pero tampoco debe ser banalizado». Afrontar su expansión en España exigirá serenidad, rigor y esfuerzo por parte de todos. Son los especialistas quienes deben ser escuchados, dejando a un lado cualquier otro tipo de circunstancia o conveniencia. La sanidad española goza de una merecida confianza. Sus recomendaciones son la mejor garantía para el cuidado de nuestra salud. Y la información puntual, precisa y rigurosa por parte de las autoridades el antídoto más eficaz frente al alarmismo injustificado y los bulos. El alcance en todos los ámbitos de esta enfermedad aún está por ver, pero sentar desde el principio las bases adecuadas para combatirla resulta esencial.