Boda 'a la asturiana' para los vips del país

El primer fin de semana de verano no hubo sol en Gijón, pero sí mucho glamur. Lo más granado de la 'jet set' española viajó a la capital de la costa verde para el enlace de Carlota Pérez-Pla y Pedro Bravo, de ascendencia gijonesa. Él trabaja en una financiera suiza y ella como consultora, pero entre sus invitados estuvieron rostros tan conocidos como el de la heredera del imperio Inditex, Marta Ortega, y su marido desde 2018, Carlos Torretta; la aristócrata y prima del Rey don Felipe Simoneta Gómez-Acebo; el benjamín de los Aznar Botella, Alonso, y su novia, Renata Collado; Álvaro Falcó y su prometida, Isabelle Junot; la modelo y actriz Inés Sastre y el director de cine Santiago Zannou, entre otros.

Los invitados comenzaron a llegar a la iglesia San Julián de Somió a las 12.30. Y, entre los más madrugadores, Isabelle Junot y Álvaro Falcó.

El hijo de Fernando Falcó y Marta Chávarri se estrenó oficialmente en Asturias como marqués de Cubas. Por su parte, Alonso Aznar aprovechó la boda de su íntimo amigo para presentar en sociedad a su novia, Renata Collado.

El novio llegó puntual. Apenas tres minutos después de la una entraba en la iglesia del brazo de su madre, la gijonesa Nieves Varela, mientras sonaba 'Oboe de Gabriel', del Premio Princesa Ennio Morricone.

La madrina lució un vestido largo del modisto asturiano Marcos Luengo confeccionado en crepé pesante de seda natural en color rosa-malva y manga tres cuartos. El tocado era de Conchitta y los zapatos, Aquazurra.

No tuvieron que esperar mucho. Apenas diez minutos después, la radiante novia descendía de un Cadillac clásico negro del brazo de su padre, Carlos Pérez-Pla, y entraba en San Julián al ritmo de un clásico, 'Canon en Re Mayor', de J. Pachebel, y tras derrochar desparpajo: «Bueno, ya, ¡que me quiero casar!», bromeó ante los curiosos y fotógrafos que la acompañaron en su llegada.

Pérez-Pla escogió un vestido blanco de crepé de seda diseñado por Claudia Llagostera. Un modelo con puños bordados, espalda descubierta, escote en pico, sobrecola de estética vintage y velo corto, conjuntado con un precioso ramo y el pelo recogido.

Los ya marido y mujer salieron juntos después de que en el interior de la iglesia la soprano Beatriz Díaz interpretara los temas 'Ave María', de J. Caccini; 'Laudate Dominum', de W. A. Mozart, y 'O Mio Babbino Caro', de Puccini, y de que el 'Himno de Covadonga', de Sagastizabal del Valle, pusiera el broche al casamiento.

La pareja, que tuvo que retrasar su boda, prevista para el año pasado, debido a la pandemia de coronavirus, recorrió en coche los escasos metros que los separaban de la Finca Villa María, donde se sirvió el catering, a cargo del cocinero Michelin asturiano Marcos Morán y con presencia de la coctelería Varsovia. A su llegada, las gaitas y los tambores empezaron a interpretar el 'Himno de Asturias' amenizando la llegada a pie o en autobús del resto de asistentes, en torno a doscientas personas.

La boda fue el culmen de un fin de semana cargado de actividades que comenzaron el viernes por la mañana en el Real Club de Golf Castiello, donde parte de los invitados jugaron el Torneo de Golf Carlota y Pedro, organizado por el aficionado padre de la novia.

Después, se dieron cita en el Real Club Astur de Regatas, donde se congregaron a la caída del sol para disfrutar de un cóctel cuya animación se prolongó hasta la medianoche. Todos los invitados tenían un autotest de antígenos en su hotel obsequio de los novios para disfrutar por todo lo alto de un enlace que, aunque se tuviera que retrasar en un primer momento, al final tuvo lugar el primer día con flexibilidad en el uso de mascarillas en espacios abiertos.

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