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ALEJANDRO L. JAMBRINA
AVILÉS.
Domingo, 3 de mayo 2020, 02:29
Normalidad y muchas ganas de salir de casa a disfrutar de unas horas de libertad al aire libre después de más de un mes de confinamiento en Avilés. Ese es el resumen de la primera jornada de desescalada en la que los avilesinos llenaron las ... calles de ciudad desde primera hora de la mañana, sin llegar a generar grandes aglomeraciones, pero ofreciendo una estampa muy diferente a la que estábamos acostumbrados estas últimas semanas.
Los más madrugadores ya se dejaron ver a eso de las 6.30 horas. La mayoría gente joven con el chandal puesto que aprovecharon los primeros minutos de su franja horaria para ir calentando y estirando en los portales antes de ponerse a correr. Es el caso de Roberto y Luis Egea, dos hermanos de 23 y 29 años que viven en la avenida de Los Telares y fueron de los primeros en ponerse en marcha mientras su abuela se despedía de ellos desde la ventana. «Ella tendrá que esperar hasta las diez para darse un paseo porque tiene más de 70 años, pero nosotros queríamos salir pronto porque ya estábamos como motos de estar en casa tantos días. Además, este es un día muy especial y había que vivirlo a tope», aseguraban los dos jóvenes, animados y sin una pizca de sueño, mientras planificaban la ruta que iban a seguir «para ver si nos cruzamos con el menor número de gente», reconocían.
La jugada no les saldría muy bien si optaron por hacer ejercicio en el parque de Ferrera o en el paseo de la ría. Esos fueron los puntos de más afluencia de toda la ciudad, donde se juntaron corredores, muchos ciclistas y también numerosas personas que simplemente aprovecharon para salir a dar un paseo en familia. «Era necesario volver a la rutina y teníamos ganas de salir juntos a pasear a la perra porque hasta ahora nos teníamos que turnar para poder pisar la calle», reconocían Diana Coanda y Víctor Velasco, que eligieron el Ferrera para dar su paseo matutino.
En el pulmón verde de Avilés casi no cabía un alfiler a eso de las 9 de la mañana. Filas de corredores se mezclaban con vecinos que paseaban más tranquilos por el parque. Cabe destacar que una cuadrilla de operarios municipales se pasó gran parte de la mañana pintando en el suelo del recinto la señalización que deben seguir los ciudadanos, siempre en el sentido de las agujas del reloj. «Tenían que haberlo hecho antes porque ya es difícil correr respetando las distancias, como para evitarlos a ellos y no pisar las flechas recién pintadas», reconocía Verónica López, de 23 años, que a las ocho de la tarde volvió a salir a correr un rato «para desfogar antes de irme a dormir», bromeaba la joven.
La imagen de la ciudad cambió de forma radical en la segunda franja horaria, reservada al paseo de personas mayores. El parque de Ferrera se vació de corredores y de gente de mediana edad para ofrecer una estampa completamente distinta, con personas disfrutando de un descanso en los bancos leyendo el periódico o de un paseo tranquilo.
Luis y Ofelia Fernández caminaban tranquilamente por la explanada de La Exposición. Tienen 84 y 75 años, ambos llevan mascarilla y se mantienen alerta para no juntarse mucho entre ellos por miedo a que les «riñan». Es la primera vez que salen a la calle desde que comenzó el confinamiento y lo notan en el cuerpo. «Se hace raro volver a pasear pero teníamos ganas, aunque vamos a tomárnoslo con calma y dar paseos cortos», reconoce la pareja. «Hasta ahora solo teníamos contacto con nuestra hija, que nos llevaba comida a casa, y ahora a ver si no nos encontramos con muchos conocidos porque habría que evitar el contacto y se hace incómodo y raro», señalaban al inicio de su paseo.
Los más pequeños de la casa volvieron a salir a eso de las 12 del mediodía. Ya están más acostumbrados pero para las familias el de ayer también fue un día especial. «Los niños no entienden bien esto de las horas y les apetece ir al parque muy temprano, pero no puede ser», señalaba Henar González, que se paseó un buen rato e hizo unas compras por el centro junto a sus hijos: Esteban, de 8 años, y Marina, de 5. «Solo espero que la gente sea responsable porque he visto fotos de la ría por la mañana y no es normal que salga tantísima gente a hacer deporte a la vez, si en todo el año o se les ve», reflexionaba muy sorprendida por el aluvión de corredores y ciclistas.
En general, una jornada extraña, en la que hubo que acostumbrarse a «la nueva normalidad», pero en la que imperó la calma y se respetaron las normas. Por si acaso, varias patrullas de la Policía Local patrullaron las calles y los parques durante toda la jornada. En los puntos de verificación que se establecieron conjuntamente con Policía Nacional se reforzó la vigilancia en los límites del concejo, tanto con Corvera como con Castrillón.
Durante la jornada, que a se desarrolló sin apenas incidentes, cabe destacar que siete de las dieciocho denuncias formuladas durante el día fueron por realizar actividades deportivas, tanto carrera como ciclismo, saliendo del municipio de Avilés e incumpliendo los límites establecidos.
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