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PABLO ANTÓN MARÍN ESTRADA
Lunes, 11 de enero 2021, 16:17
La tragedia teñía el comienzo del Año Nuevo en Asturias cuando en la tarde del día 1 de enero dos operarios del Servicio Regional de Carreteras eran arrastrados con su vehículo -una máquina quitanieves- y sepultados por un alud en la vía AS-253 de acceso al Puerto de San Isidro, a la altura de Riofrío (Aller). Los equipos de rescate lograban hallar en las siguientes horas el cuerpo sin vida de uno de ellos, César Fernández, mientras su compañero, Virgilio García, aún no había podido ser localizado en el momento de redactar esta información. El dramático accidente ha puesto el foco en el servicio esencial que prestan estos trabajadores y las condiciones de riesgo en las que en ocasiones realizan sus labores para garantizar el tránsito en las comunicaciones viarias.
La brigada del servicio regional de Carreteras en Cabañaquinta -la base más próxima al lugar donde perdieron la vida los dos trabajadores- está compuesta por cinco personas: dos operarios, un conductor, un maquinista y un capataz. «En invierno, nuestra principal labor es la retirada del a nieve en las carreteras», comentan, sobre todo en el corredor del Aller (la AS-112) y el Puerto de San Isidro, (AS-253). Pero también actúan en vías menos transitadas, por los pueblos. Para ello cuentan con un camión con una cuña y, si las necesidades lo determinan -como es este invierno, con precipitaciones por temporales-, se trae más material de Oviedo, como una quitanieves y la fresadora que se enfrenta a grandes acumulaciones y espesores.
Trabajan de lunes a viernes, con un horario que va de 8 a 16 horas. Pero, en situaciones graves, como la actual en San Isidro, siempre hay personal de guardia para los festivos o los fines de semana, que son voluntarias. De no haber operarios suficientes en Cabañaquinta, se traen de otros puntos, como de Lena o de la capital del Principado. «Pero esto siempre está cubierto». En verano tampoco se detienen; desbroces en los márgenes de las calzadas, limpiezas en general y mantenimiento; esas son las tareas que completan una jornada habitual para estos trabajadores.
Tras el trágico accidente de Riofrío, el personal de Carreteras denuncia que dos operarios en la zona «es un número del todo insuficiente». Se considera que para un buen desarrollo de la actividad del mantenimiento se debería contar con un total de cinco operarios (más el conductor y el maquinista). Jubilaciones o bajas «no se cubren», lamentan.
Alberto Fernández Calero lleva más de dos décadas operando con una máquina fresadora en una de las vías que acumulan mayor cantidad de nieve durante el periodo más duro del invierno, la carretera AS-264, en el tramo que lleva desde Poncebos a Sotres, en el concejo de Cabrales. Su ruta concluye en el límite con la comunidad de Cantabria, pero hay jornadas como la que acaba de concluir en las que el trayecto sigue más allá: «Hoy tuvimos que abrir hasta Tresviso, porque el vehículo que viene de la otra parte estaba estropeado. Había muchísima nieve, acumulaciones de más de dos metros, y eso lleva mucho tiempo. Ahora ha quedado libre el paso», relataba. Las averías de los vehículos que utilizan parecen ser habituales a un lado y a otro de la raya entre provincias, como señala el veterano conductor: «Con nuestro servicio tenemos que dar vialidad a todos los sitios, pero, claro, dentro de nuestras capacidades. Nuestra maquinaria está bastante obsoleta: la pala cargadora que manejo tendrá 28 años y la fresadora 23, más o menos. Así vamos navegando». Echa en falta también una mayor dotación en las plantillas: «Se necesitaría más personal, aparte de más vehículos, al menos en esta zona del oriente. Se nota sobre todo cuando hay nevadas como estas, en que la cota baja a zonas donde hay más población y alguna queda desatendida, porque es imposible atender a todas a la vez tal como estamos», explica.
En su caso, por la AS-264 le acompaña otro operario en un vehículo todoterreno de apoyo desde la base en Arriondas: «En la nieve estamos los dos solos. Hay aparte un camión con cuña, aunque está para limpiar más carreteras que esta y, si nieva fuerte, tampoco puede abrir camino. Nosotros lo abrimos todos los días hasta Sotres, salvo avería o como sucedió esta semana, cerca de Tielve, que un alud arrastró los tableros de las viseras de seguridad que están instalando y tuvimos que esperar a que los retiraran al día siguiente».
El riesgo de aludes preocupa especialmente a este maquinista del Servicio Regional de Carreteras en una vía donde son frecuentes: «Hay varias zonas en las que suelen producirse y tienes que ir con muchísimo cuidado. Es muy peligroso, como vimos con lo que les pasó a los compañeros en San Isidro. Mientras estás quitando la nieve de uno, puede bajar por la canal otro alud y con el ruido de la maquinaria no lo oyes. Por eso normalmente mi compañero se pone en un sitio donde pueda verse y avisarme por la emisora si vuelve a bajar. Así hemos salvado la situación muchas veces», revela.
De su larga experiencia al frente de una máquina fresadora (antes de cubrir la ruta a Sotres, trabajó en las zonas altas de Lena), Fernández Calero apunta que «hacía años que en estas fechas no se veía una nevada de estas proporciones y tan larga en el tiempo. Lo corriente es que venga así y con más cantidad en febrero, marzo, incluso en abril, donde tengo visto metro y medio en Sotres». Afirma que en esos meses «el peligro de aludes es mayor porque, en cuanto deja de nevar, bajan muy rápido por el deshielo. Hay que estar muy alerta».
En la vía donde trabaja hace más de veinte años, las jornadas son largas desde que el manto blanco comienza a causar problemas: «Estamos desde que amanece hasta que oscurece porque no nieva solo por la mañana y el servicio hay que darlo. Tenemos que abrir el paso todos los días, da igual que sean fiesta o fin de semana», recuerda. En una zona habitualmente muy visitada por excursionistas durante esos días, lamenta el que no todos sean conscientes de las dificultades que entraña para el desarrollo de su trabajo una vía con curvas complicadas y tramos estrechos: «Hay gente muy irresponsable. A veces, te encuentras de Tielve para abajo lleno de choches por la carretera y no puedes ni pasar. No se dan cuenta de que si está abierto es porque nosotros realizamos esa tarea», expresa, antes de emprender el regreso diario a su base en Arriondas.
Otra de las vías con mayor acumulación de nieve es la autopista del Huerna, que cuenta con su propio servicio de vialidad invernal. Desde Aucalsa -la empresa que la gestiona- informan de que en la presente temporada «hay establecido un dispositivo interno que moviliza a más de 55 operarios repartidos en labores de retirada de nieve, mecánicos, electricistas, operadores del centro de control y asistencia al usuario». En las dos bases de operaciones de la autopista se cuenta con veinte máquinas quitanieves, dos turbofresas, cuatro palas cargadoras de fundente, seis vehículos todoterreno, además del acopio de 5.000 toneladas de sal y 300 toneladas de cloruro cálcico. Todos los episodios de nieve se supervisan desde el centro de control de la autopista, situado en las inmediaciones del túnel de El Negrón, en estrecha coordinación con la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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