Olga Esteban
Miércoles, 30 de octubre 2024
Una de las palabras que más usa para describir su noche es «afortunadamente». Porque «afortunadamente» él y su familia están bien. Porque «afortunadamente» cree que no llegó a pasar un peligro grave y, sobre todo, porque «afortunadamente» desde hace unas horas está en casa con su mujer y su hijo. Jandro González García, gijonés afincado en Valencia desde 2005, acudió ayer, como todos los días, a su puesto de trabajo en una empresa de transporte en el polígono Parque Logístico, «un poco más allá del aeropuerto» de Valencia. Debe ir y regresar por la A3. «Teníamos una auditoría y pasamos la mañana encerrados». Ajenos a todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. Cuando, a última hora de la mañana, finalizaron la auditoría, comprobaron que los compañeros se agolpaban en las ventanas. Y empezó a ser consciente de la situación: «Todo estaba totalmente colapsado, el tráfico, había camiones, coches...» El agua pasaba por delante del edificio de la empresa como una riada, aunque no de la magnitud que alcanzó a escasos metros de allí.
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Durante algunos minutos, dudas e incertidumbre, cuenta Jandro. No tenían claro si regresar a casa o no. La mayoría optó por quedarse y lo cierto es que tomaron la mejor decisión. A dos compañeros, la situación les cogió en el bar del polígono. «Perdieron los coches y el agua subió rápidamente, tuvieron que subirse a la barra del bar». Otra compañera quiso irse a casa sobre las dos de la tarde y tan solo pudo recorrer «200 o 300 metros». Ella, cuenta Jandro, sí corrió peligro. También perdió el coche y logró refugiarse en un taller mecánico, donde ha pasado la noche. A primera hora de la mañana ha regresado a la empresa a salvo.
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El resto se quedó en la empresa. A las siete de la tarde se quedaron sin luz y la cobertura era escasa, pero lograron avisar a las familias. «Mi mujer y mi hijo pasaron la tarde en casa, en Valencia, sin problema. Les avisé de que no se preocuparan, que pasaría la noche allí». Dentro de esa 'fortuna' que ha acompañado al medio centenar de empleados de su empresa, incluso pudieron poner a resguardo los vehículos, en el almacén, y la mayoría ha pasado la noche en ellos.
Saben que «a escasos metros» había camiones volcados y recibían noticias de compañeros conductores que lo estaban pasando realmente mal: algún vehículo se ha incendiado, otros han pasado horas sobre la caja tractora del camión... en principio, todos están bien.
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Dice Jandro que tras una mala noche, a las siete de la mañana el polígono «parecía El Muro en domingo». Todos en la calle, haciendo fotos, registrando el desastre. A las 9 de la mañana llegaban noticias de que había posibilidad de volver a casa y eso han hecho. «No podíamos salir a la A3 por los accesos habituales, así que hemos ido atravesando un prao y una especie de caleya que va bordeando la A3, pasando por vadenes con agua hasta las ruedas», hasta que han encontrado un salida. En el camino de regreso a casa, imágenes dantescas. «Hemos visto un polígono totalmente destrozado. Y cientos de personas caminando hacia Valencia. Parecía una imagen de película postapocalíptica».
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Al entrar en Valencia también ha podido comprobar cómo la salida de la ciudad por la A3 está cortada. Sabe que la situación en la vía sigue siendo complicada.
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