El arzobispo ordena a «seis hermanos con diferente camino»

«Estos seis hermanos han sufrido el traslado del esperado día durante tantos años en sus vidas» a causa del confinamiento tras la declaración del estado de alarma por la pandemia, recordó el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, quien leyó la homilía y confirió el sacramento del orden a los religiosos, a los que dedicó unas emotivas palabras antes de imponerles -sin tocar- las manos.

No fueron los únicos visos de la crisis sanitaria incluso dentro de la casa del Señor. El arzobispo quiso poner de manifiesto en su discurso el «dolor», «miedo» y «la incertidumbre» sufridos por la pandemia. «¿No necesita nuestro mundo entre en sus calles un aire fresco y un viento de esperanza?», preguntó Sanz en referencia a los ordenados.

Al altar acudieron para recibir el sacramento del Orden el joven ovetense Miguel Vilariño Suárez, de 27 años, ahora sacerdote. Junto a él, los seminaristas Marcos Argüelles Montes, también de 27 años, y Arturo José Marías Gutiérrez, de 46, recibieron el diaconado.

Además, los laicos Alfredo Jesús García Baltar (Avilés, 58 años), José Luis García García (Avilés, 56 años) y Antonio Huélamo Huadamuro (San Juan de Nieva, 62 años) fueron ordenados diáconos permanentes. Estos, distinguió el arzobispo, «no serán ordenados sacerdotes después». Todos ellos «no son personas que hayan obtenido un cargo tras ganar unas oposiciones o ponerse en la fila de la bolsa de trabajo», sino «que han recibido la llamada» de la vida eclesiástica.