El arzobispo, con el Cabildo y las religiosas de Covadonga, en la primera misa en aislamiento. XUAN CUETO

Coronavirus | El arzobispo oficiará la misa del Domingo de Ramos en Covadonga y sin bendición

Los fieles podrán seguir su retransmisión a partir de las 11 de la mañana, en el canal del Santuario en Youtube, una de las opciones para seguir las eucaristías en Asturias

O. VILLA

GIJÓN.

Miércoles, 1 de abril 2020, 02:15

La misa de Ramos, festividad que se conmemora el próximo domingo, es uno de los momentos más importantes del año litúrgico. El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, presidirá su celebración en la capilla de la Santa Gruta del Santuario de Covadonga ... a partir de las once de la mañana, y los fieles podrán seguir su retransmisión a través del canal de Youtube que el Santuario de Covadonga gestiona. Las orientaciones de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos y la Conferencia Episcopal Española implican que no habrá la tradicional bendición de los Ramos, al no poderse celebrar tampoco la tradicional procesión de entrada con los Ramos.

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La misa de la cueva de Covadonga, donde el arzobispo se ha quedado para cumplir con el aislamiento, la concelebrará Sanz Montes con los cuatro sacerdotes del Cabildo y solo podrán asistir las dos comunidades religiosas que viven en Covadonga, manteniendo las medidas de seguridad a las que obliga la crisis del coronavirus. Será la única opción para seguir la misa oficiada por el arzobispo, pero no la única posibilidad que los fieles asturianos tengan para asistir, con plena validez, a misa el próximo domingo.

Los sacerdotes de la diócesis siguen celebrando diariamente la Santa Misa, según explica el propio arzobispo, «ofreciéndola por estos momentos de prueba que afecta a toda la comunidad cristiana, por las personas que han ido falleciendo, por quienes han contraído la infección del virus, por los que están en primera línea de ayuda como personal sanitario, y por los que sostienen la esperanza de tantas personas como los sacerdotes que acompañan a sus feligreses creando cauces alternativos para acercarles la Palabra de Dios y el consuelo de la fe, junto a las celebraciones por vías telemáticas y otros recursos espirituales para orar en las casas en familia».

Sanz Montes concelebrará con los cuatro sacerdotes del Cabildo y solo podrán asistir las comunidades religiosas de Covadonga

Muchos son los párrocos y sacerdotes asturianos que han habilitado diversos medios a través de las redes sociales para mantenerse en contacto con sus feligreses. Unos han creado grupos de whatsapp, otros emiten en Youtube, Instagram, Facebook Live y otras redes sociales, y en casos como el de las avilesinas parroquias de La Magdalena, Versalles, San Agustín y San Nicolás, se están llevando a cabo iniciativas que mezclan la facilitación a los feligreses para que puedan celebrar Ramos con cierta normalidad con la idea generalizada de que hay que salir a los balcones, durante el periodo de aislamiento, para compartir con los vecinos los eventos.

La coincidencia de la crisis del coronavirus con las celebraciones religiosas católicas de la Cuaresma y la Pascua de Resurrección, que es la fiesta en torno a la cual gira todo el año litúrgico, ha obligado al arzobispo a elaborar una serie de recomendaciones y guías adicionales para el resto de las celebraciones.

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En una comunicación hecha pública ayer, Sanz Montes recuerda que, ya con el inicio del aislamiento, «hemos cerrado las iglesias, ermitas y centros de culto por las indicaciones de obligado cumplimiento que nos han dado las autoridades civiles, tanto nacionales como regionales que hemos querido secundar con responsabilidad ciudadana».

Por otra parte, la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos y la Conferencia Episcopal Española han emitido orientaciones concretas para poder vivir esta inédita Semana Santa, en las cuales el Arzobispado hace las suyas propias, que «hemos de observar para evitar el exceso de una actuación que sería inadecuada como si nada hubiera pasado, o el defecto de una inanidad que nos dejaría sin celebrar debidamente el corazón de la liturgia cristiana».

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