«Échase de menos l'apoyu al artista cuando ta creando»

En la voz de Mapi Quintana (L.lena, 1980) cabe un universo. Escucharla cantar en vivo o en un disco nos adentra en una atmósfera de la que resulta difícil salir con el corazón y la mente indemnes. Maestra del jazz, la improvisación y una personal reelaboración de sonidos que tienen un significado especial para ella, como el de la tradición asturiana, reúne el fruto de sus últimas inquietudes en dos álbumes: 'La Maramoniz' y 'Música pa tornar páxaros'. Grabados con el apoyo de una campaña de micromecenazgo, son dos auténticas joyas para sentir y disfrutar en toda su intensidad.

La propia cantante remarca que todos sus temas hablan de su vida cotidiana, el entorno afectivo que la rodea y sus propias sensaciones al expresarlo. Estos dos discos llevan impresa una parte importante de esa intimidad, la del duelo por la muerte de su 'güelita' María y de su compañero de aventura creativa Elías García. Quintana explica que 'La Maramoniz' surgió a lo largo del año 2021, cuando, aún con el rescoldo por la pérdida del añorado buzukista sintió la necesidad de volver a hacer música: «Parte d'unos cantares que me echó mio güela na cocina un día que fui a vela a La Maramoniz. Prestábame falar d'ella, recordar esi ambiente que se creaba na so cocina, tar allí yera dalgo mui especial pa mi. Esos temes complétense con otros fechos pal discu y anque nun son tradicionales, participen de la recreación del ambiente con ella na cocina». Es un trabajo que enlaza con el anterior grabado con Elías, 'Severina', y en él la acompañan sus músicos habituales: Cesar Latorre, Sonia Cartón y Juanjo Díaz.

Distinto fue el origen de 'Música pa tornar páxaros', fruto del encargo que el Principado le hizo de un espectáculo, con proyecciones diseñadas por Marina Durany, para abrir la programación asturiana del Festival de Lorient en 2022. Posteriormente pudo verse en el Teatro de la Laboral en Gijón y a Quintana le apeteció la idea de plasmarlo en una grabación, que incluye una caja con las láminas de Durany. Los temas que lo forman son una suerte de 'esconxuros' encarnados en distintos 'paxarinos' que van y vienen recordando a los que quisimos y ya no están. Como en 'La Maramoniz', hay composiciones propias y recreaciones de temas populares.

Acerca de su relación con el legado de la tradición, Mapi Quintana asegura que en estos discos «quitéme de prexuicios y olvidéme de pensar: ¿toi faciendo música tradicional, nun la toi faciendo? Por supuesto que tengo-y el másimu respetu, pero toi faciéndolo a lo Mapi Quintana. Hai unes melodíes ehí que me atraen muchísimo, unes lletres que m'atrapen totalmente, tienen un magnetismu brutal pa mí y préstame falar d'un xatín, un prau o de que me pega mio padre si voi a vete...Nun ye por defender la tradición, sinón porque eso estética y culturalmente agárraseme a les tripes y por eso lo fago», expresa.

La acogida positiva de la campaña de micromecenazgo y las ventas que empiezan a tener ambos álbumes, la alientan. «Sentíme mui apoyada, valte pa decir: tira alantre qu'hai muncha xente a la que-y gusta lo que faes. Ye la compensa a un llabor nel que s'echa de menos l'apoyu al artista cuando ta creando, más que'l premiu al trabayu final», opina.

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