La semana pasada un hombre asesinó a su pareja en San Roque (Cádiz). Él estaba fichado como maltratador en el sistema VioGén, que hace seguimiento a los casos de violencia de género y crea una base de datos que comparten las fuerzas de seguridad. ¿Qué ... falló? ¿Por qué un agresor reincidente puede llegar a cobrarse la vida de una mujer? «El sistema VioGén es un cuestionario que se hace a las mujeres que denuncian maltrato. Basado en sus respuestas, un algoritmo le asigna un nivel de riesgo, lo que determina el tipo de medidas judiciales y policiales que recibe esa mujer», explica Gemma Galdón, directora de la Fundación Éticas, que realiza una auditoría externa del sistema implementado por el Ministerio del Interior en 2007 para evaluar su funcionamiento. «Se evalúa el nivel de riesgo de reincidencia del hombre y se aplican las medidas de protección a la mujer, para que no pueda volver a ser maltratada por el mismo individuo».
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-El asesino de la mujer de San Roque era reincidente, ¿cuál es el punto débil del sistema?
-Los casos habituales de error que nos encontramos es el de una mujer a la que se le ha asignado un riesgo bajo y su agresor la vuelve a atacar. El de San Roque es diferente. No es la misma mujer que denunció al asesino, sino otra. Aquí el problema es de diseño del sistema, porque asigna un nivel de riesgo al hombre y unas medidas de protección a la denunciante. Por lo tanto, las acciones que activa son de protección a esa mujer que denuncia, pero no a otras posibles víctimas de ese mismo hombre. Hay que abordar qué pasa cuando el denunciado es un peligro para otra persona.
-¿No protege entonces a las víctimas potenciales?
-Pone el foco de las acciones judiciales y policiales en la víctima que denuncia, y no tanto en el agresor. Cuando el VioGén asigna que existe un riesgo de que vuelva a maltratar, solo lo establece hacia esa mujer y no valora a otras. No se protege a nadie más que a la que ha denunciado.
-El maltratador aprende a disimular sus intenciones, hasta que acomete un ataque que puede ser mortal.
-Exacto, un agresor sólo tiene que cubrirse la espalda con la mujer que le denunció, pero con otras no hay ningún tipo de control. Tendríamos que mejorar la comprensión de la psicología de los maltratadores y saber si es una patología que no desencadena una mujer concreta, sino cualquiera que se cruce en su camino. Que no se limita sólo a las ya conocidas, sino a las futuras.
-Pareciera que un agresor puede burlar el sistema con sólo cambiar de objetivo.
-Sí, a no ser que haya cumplido un asesinato y esté en la cárcel. Pero si las agresiones no son de gran calado y no generan una acción penal nos olvidamos que esa persona tiene al resto de la sociedad para seguir maltratando.
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Punto debil. «El sistema no evita que un maltratador encuentre nuevas víctimas»
Protección. «Las mujeres no pueden apelar si no están de acuerdo con el nivel de riesgo que les asignan»
-¿Los datos de los agresores tendrían que ser públicos?
-No, con que supiéramos más cómo funciona el sistema, podríamos saber cómo mejorarlo.
-¿Hay una estimación de los maltratos leves cometidos por alguien fichado que cambia de víctima?
-No, nosotras estamos haciendo una ingeniería inversa del algoritmo entrevistando a mujeres, para llegar a la transparencia. Aunque hay varios datos publicados, cuando pasa este tipo de asesinatos no podemos evaluar si es una anécdota, o un hecho infrecuente. Si pudiéramos auditar el algoritmo, veríamos si realmente existen casos con la misma casuística, lo que requeriría una mejora.
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La investigación sobre el funcionamiento de la inteligencia artificial de este registro de violencia de género indaga cómo ha sido la experiencia de vida de un centenar de mujeres que han denunciado a un maltratador, para establecer si la predicción automática coincide con la realidad. «En cuanto a la atención a las mujeres, el VioGén es un caso de éxito», afirma Galdón. «Antes, se hacían preguntas diferentes en cada comisaría y los prejuicios de quien atendía a una víctima podía alterar la objetividad. Sin embargo, hay que saber cómo asigna el nivel de riesgo. La opacidad es inaceptable. Al Ministerio de Interior le hemos ofrecido una auditoría gratuita y confidencial, y llevamos cuatro años de conversaciones».
-¿Se deberían imponer medidas como la pulsera telemática aun sin condena?
-Las medidas concretas se tendrían que decidir caso por caso. Pero ahora sólo se protege a la mujer con medidas de distancia y alejamiento. ¿Qué ocurre con las potenciales víctimas? Eso no lo aborda el VioGén. En el caso de San Roque, por ejemplo, ese denunciado es un delincuente activo y habría que proteger a cualquier otra persona que entre en su radar. Actualmente tenemos un sistema de protección muy orientado a la víctima que ya ha denunciado, pero es incapaz de evitar que el perpetrador encuentre nuevas víctimas.
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-¿Qué otras debilidades habéis encontrado en el VioGén?
-Estamos valorando hipótesis. Lo más grave es que no se ha hecho nunca esta auditoría al funcionamiento del algoritmo y que no se ha contado nunca con las mujeres. Ellas no saben cómo funciona el sistema y reciben ese juicio sin poder apelar si no están de acuerdo con el nivel de riesgo asignado.
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