ander azpiroz
Miércoles, 19 de abril 2017, 00:31
En caso de apocalipsis zombi, que cada cual se busque la vida. Y es que el Gobierno de Mariano Rajoy ha reconocido en una respuesta parlamentaria que no cuenta con plan alguno para combatir una oleada de muertos vivientes al más puro estilo de The Walking Dead, una de las series del momento. La confesión del Ejecutivo central de que no tiene preparado nada para semejante contingencia viene dada por la ocurrente pregunta formulada por el senador de Compromís Carles Mulet, que no encontró mejor forma de llamar la atención por la tardanza del Gobierno en atender sus cuestiones que utilizar la alusión al terror zombi.
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La cuestión formulada fue: «¿Qué protocolos tiene adoptados el Gobierno ante la posibilidad de un apocalipsis zombi?». Y, si irónica era la pregunta, no le va a la zaga la respuesta.
El Gobierno acude al Diccionario de la lengua española de la Real Academia para puntualizar su margen de maniobra. Así, señala que existen dos acepciones de la palabra apocalipsis. «En relación a la primera de ellas, fin del mundo, el Gobierno informa a Su Señoría de que no dispone de protocolos específicos para dicha eventualidad, entre otros motivos, porque poco se puede hacer llegado ese momento», reconoce en su respuesta el Ejecutivo.
Para la segunda acepción, en cambio, el panorama mejora, aunque tampoco como para tirar cohetes. Y es que si apocalipsis significa «situación catastrófica, ocasionada por agentes naturales o humanos, que evoca la imagen de la destrucción total», España dispone de «un sistema global de procedimientos concretos y de protocolos de prevención de las emergencias».
Pero la respuesta no se quedó simplemente en eso, porque el Gobierno también entra a analizar el significado de zombi. Y aquí también hay una noticia muy mala y otra un poco menos mala.
Si zombi se refiere a «persona que se supone muerta y reanimada por arte de brujería con el fin de dominar su voluntad», el Ejecutivo apunta que «no ha adoptado ningún protocolo específico más allá de los previamente señalados, dada la dudosa probabilidad de que se produzca semejante circunstancia bajo tales premisas».
Pero si por zombi se entiende un «atontado, que se comporta como un autómata», entonces, ahí sí, existen mecanismos para combatir la amenaza. No obstante, «el Gobierno duda de que quienes se pudieran encontrar en las circunstancias descritas en la citada definición por muchos que sean puedan llegar a protagonizar una situación de apocalipsis» como por la que se interesa el senador de Compromís.
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Lejos de declararse satisfecho con la respuesta, Mulet lamentó que «el Ejecutivo contesta tarde y mal. Ante preguntas absurdas cumplen escrupulosamente, pero a preguntas concretas y de interés, dan respuestas absurdas».
Lo que sí ha quedado claro es que, si vienen los zombis, los de verdad y no los atontados, será un sálvese quien pueda, así que prepárese a correr.
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