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AZAHARA VILLACORTA
Domingo, 5 de febrero 2017, 01:00
Es Julio o ye Xulio. Según quien lo llame. «Pero en mi DNI pone Julio y toda la vida fui Julio. En mi casa, cariñosamente, Julín». Así se presenta este «compositor e intérprete de canciones» carbayón de «68 tacos» que cambió su «cafiante» Oviedo natal por el Gijón de los ochenta después de «aterrizar en Madrid muy joven». «Fue cuando acabé la mili en África, Ceuta, la hostia... Grabé mi primer disco con veinte años y en 1979 me quedé ya aquí». Hoy, además de componer, dedica sus días a escuchar todo tipo de música y a leer, de Auserón a Monterroso, que es su «Biblia particular», pasando por Richard Ford.
Tuvo su época festivalera.
Era la manera más rápida de darte a conocer en aquellos años. Y, cuando se acaba aquella época en la que grabé con Hispavox, yo ya había contactado con gente de Conceyu Bable, con Carlos Rubiera, con Xuan Xosé, el 'Nietu Celo Xuan'...
El Nuevu Canciu Astur.
No deja de ser entelequia, pero en los tiempos que corrían fue muy importante para la reivindicación de la llingua y todo lo que significaba. Ahí grabé 'Esparabanes', que era muy raro porque se cantaba en asturiano, pero la base instrumental, los arreglos y la forma de cantar no tenían nada que ver con la gaita y el panderu. Tenía que ver con el rock progresivo, que era lo que se llevaba en la época, y me acompañaban unos musicazos. Y ahí seguimos, porque el eclecticismo es una de mis señas de identidad.
-¿Se llevaba bien con aquel grupo de asturianistas o había piques por ver quién hacía más bolos?
Con unos más que con otros (Ríe). Hay una maldición gitana que dice: «Entre músicos te veas». Y es cierto que en la música hay bastante competitividad. Yo nunca lo fui.
Esa etapa llegó después de grabar un tema anti-aborto que decía: 'No te dejan nacer, pequeño ser'.
Así fue, pero no tengo nada que ver con aquella historia.
Y otra en la que cantaba: 'Serás esposa de tu marido, pero mujer solo conmigo'. Vaya plan.
Eso fue la época de Hispavox, canción comercial. Sí: era horroroso también (Risas). Pero uno asume su historia... Aunque hay cosas de las que uno está más orgulloso que de otras. De esta y de 'pequeño ser', no lo estoy. Y, además, ye recurrente. Qué se le va a hacer.
Sigue componiendo. ¿Es de los que nunca piensa retirarse?
Soy un fijo discontinuo. Porque, cuando no tengo nada que cantar, mejor me callo la boca.
¿En el amor también?
Cambié de muyer 'delles' veces, pero en los últimos veinte años estoy con Inés, y tengo cinco hijos y dos nietos.
Y, además de ofrecer conciertos, ¿de qué ha vivido?
Viví de la música una gran parte de mi existencia. Hasta que no hubo más remedio que buscar una alternativa por pura subsistencia.
¿Cuál fue?
Trabajar en una oficina.
Menudo aburrimiento después de vivir en los escenarios, ¿no?
Pues sí. Bueno, no tanto. Porque, al estar también en la música, eso me permitía tener la tranquilidad de aceptar o rechazar cosas, de decir: «Aquí canto y aquí no». Porque también viví la época de: «Hay que cantar porque hay que comer». Y eso es duro por mucho que te guste el oficio. Las noches de pubs son jodidas.
Es un hombre de grandes pasiones, para bien y para mal.
Sí. Por ejemplo, en el fútbol. Soy del Oviedo.
¿Y eso cómo se lleva en Gijón?
Hace muchos años que Mario Benedetti dijo que uno podía cambiar de señora o cambiar de idea política, pero que de equipo de fútbol no se podía cambiar nunca. Entonces, cuando tienes cuatro años y vas de mano con tu padre al antiguo Carlos Tartiere, el azul y blanco queda para toda la vida. No ye que vaya diciendo por la calle «soy del Oviedo», pero no lo escondo. Aunque llevo tantos años en Gijón que algo se me pegó, así que no me gusta que palme el Sporting porque tengo amigos que quiero mucho y no me gusta que sufran.
¿Cómo se siente si mira hacia atrás en esta biografía de urgencia?
Frente a los que dicen eso tan socorrido de que cualquier tiempo pasado fue mejor, yo estoy con Nieves Concostrina, que dice que cualquier tiempo pasado fue anterior. Nunca miro hacia atrás, ni con ira ni sin ira.
O sea, que no siente nostalgia.
No. Ninguna. Además, la nostalgia me parece dañina y corrosiva.
Concostrina es una experta en la cosa funeraria. ¿Usted es de los que tampoco tiene miedo a la muerte?
Ni gota. No es algo que me preocupe. Me preocupa el dolor, propio y ajeno, la enfermedad, pero aquí no nos vamos a quedar. Entonces, sería una inutilidad perder el tiempo en esas cosas.
Lo que nunca resulta inútil, sostiene, es el compromiso político. Y lo afirma un socialista con carné. ¿Susana, Pedro o Patxi?
Esa es una simplificación del asunto en la que es muy fácil caer. El PSOE lo que tiene que hacer es tener un discurso que hace tiempo que no tiene.
¿Hace cuánto exactamente?
Hay un momento que todos sabemos cuál es, cuando en 2010 la crisis hizo su aparición. Ahí el PSOE cometió el error de no afrontar la cosa y de no hablar claramente de lo que estaba pasando y de lo que se nos venía encima. Y, a partir de ahí, hay una pérdida de credibilidad galopante, lógica. Y eso da lugar a que aparezcan nuevas formaciones por la izquierda y por la derecha que ocupan un espacio electoral que era propio del PSOE. Hay que resetear el partido.
Y luego están el 'caso Renedo', Riopedre, Villa, cursos de formación...
Son casos que no tienen nada que ver entre sí, pero el daño que le hizo el ex líder minero o como lo queramos llamar al socialismo fue tremendo. Aunque la mayor corrupción de la época democrática está en la 'Gürtel' y en los amigos de la derecha.
¿Cómo ve un futuro con Trump, Le Pen, el 'Brexit'...?
Muy jodido. Quien dice que es apolítico hace un ejercicio de necedad o de frivolidad, no se sabe qué es más grave. Porque los tiempos que se avecinan no son nada halagüeños. Esto es el pesimismo de la razón. Para mí, todo parte del agotamiento de la socialdemocracia como opción política. De no haber sabido estar con los tiempos. Pero soy optimista y creo que la izquierda se reconducirá porque va a ser una necesidad. Va a tener que terminar con su mal endémico: la división. Vamos a tener que enfrentarnos a momentos en los que tendremos que dejarnos de pijaes de andar de casa porque lo que se nos viene encima va a ser mucho más gordo que estas disputas vecinales.
¿Qué será lo próximo que sepamos de usted?
Estoy componiendo coses nueves en asturiano y en castellano y también estoy dándole una vuelta de tuerca a 'Esparabanes'. Pero no me gusta hablar de nuevos proyectos porque dicen que se gafan. Eso sí: tengo muy buenos músicos alrededor que me están reseteando a mí también. ¡A estes altures!
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