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Viernes, 21 de octubre 2016, 11:15
Si pensabas que el Ecce Homo de Borja se les había ido la manos es que no sabes cómo se las gastan en Ontario (Canadá). La carcajada por la restauración que un niño Jesús que están llevando en la pequeña iglesia de Santa Ana de los Pinos ha alcanzado tal volumen a nivel mundial, que lo de la localidad zaragozana se va quedar en nada. Vete ensayando a pronunciar correctamente Ontario's baby Jesus, porque no hablarás de otra cosa este fin de semana.
La historia, más allá de las risas por el parecido del pequeño a Maggie Simpson, tiene su ternura. Es un acto de buena fe que no ha salido como se esperaba. Heather Wise, una feligresa de esa minúscula parroquia canadiense que hoy ganara fama planetaria, estaba consternada tras descubrir que unos vándalos habían derribado la estatua de la virgen con el niño en brazos. Su preciosa estatua de mármol blanco. Además, al caer, la cabeza del niño se había desprendido del cuerpo. No podía dejarlo así y solicitó el permiso del párroco para arreglarlo.
Y como no había presupuesto, el religioso accedió. Wise trabaja gratis. Tampoco se podría pedir dinero por esta restauración... La foto habla por sí sola.
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