Alberto Ferreras
Sábado, 13 de febrero 2016, 11:25
El 11 de septiembre de 2001, el Ladder 20, el parque de bomberos neoyorquino de Lafayette Street en NoLiTa (North of Little Italy), una zona situada en el bajo Manhattan, recibió una llamada. En una de las torres del World Trade Center se había estrellado un avión, y el 20 era uno de los parques más cercanos al lugar del suceso.
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Tras el segundo impacto, y la posterior caída de las Torres Gemelas, la desolación se apoderó del 'downtown' de la ciudad. El número de víctimas mortales era difícil de cuantificar por la dimensión de la tragedia, pero dentro del caos de las primeras horas, algo sí estaba claro: el parque número 20 había perdido a siete de sus hombres, que se encontraban en el piso 35 de la torre norte, junto a otros siete compañeros de otro parque. En total, fueron 343 los bomberos que perdieron la vida en los ataques al World Trade Center.
El FDNY (departamento de bomberos de la ciudad de Nueva York) recibió condolencias llegadas de todo el mundo, pero una tuvo un carácter especial. Dos miembros del departamento del Sheriff de Rochester (ciudad situada al noroeste del Estado de Nueva York) llegaron al Ladder 20 con un cachorro de dálmata al que habían bautizado como Twenty (veinte), en alusión al número del parque. Los dálmatas fueron un icono en los parques de bomberos de Nueva York durante el siglo XIX, cuando los vehículos de extinción eran tirados por caballos.
La perra se convirtió en la mascota de los bomberos del 20 y sirvió de apoyo moral para todos los efectivos del parque en los años siguientes a aquel fatídico 11 de septiembre. Según el teniente del Cuerpo Gary Iorio, durante los últimos diez años Twenty les acompañó a todas las salidas que realizaron, fueran servicios peligrosos o falsas alarmas. «Cuando escuchaba la sirena -cuenta Iorio-, saltaba al interior del camión, se sentaba en su lugar habitual y se asomaba por la ventanilla». Al llegar al lugar del incendio, la perra se quedaba en el camión o permanecía cerca de él hasta que llegaban sus compañeros. En poco tiempo, Twenty se volvió muy popular en la zona sur de Nueva York. Mike Toal, bombero retirado que conducía uno de los vehículos del parque, rememora momentos de la vida en común con sus compañeros. «Cuando se anunciaba por megafonía que la sopa estaba lista, ella era la primera en llegar a la cocina», recordaba Toal.
Las últimas semanas de vida de Twenty fueron duras. Sus 14 años de edad y las enfermedades habían deteriorado al animal. Toal acompañó diariamente durante horas al dálmata, y fue testigo de cómo sus compañeros se derrumbaron cuando el veterinario, el 5 de enero, preparó la eutanasia de su mascota.
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Los bomberos depositaron las cenizas de Twenty cerca del monumento que la ciudad dedicó a los compañeros caídos en acto de servicio. En el exterior del Ladder 20 han colocado una placa conmemorativa cuyo texto, escrito por el teniente Iorio, finaliza así: «Hoy Twenty ha realizado su última carrera al cielo. Descanse en paz el mejor amigo del hombre».
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