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Jessica M. Puga
Jueves, 28 de mayo 2015, 02:53
«La situación de la mujer no necesita una reforma, sino una revolución». Sobre esta idea, la líder del grupo feminista Femen en España, Lara Alcázar Miranda (El Entrego, 1992), presentó el manifiesto de su organización ante un numeroso público que dejó pequeña la segunda planta de la librería-cafetería La Revoltosa de Gijón y escasos los ejemplares puestos a la venta en el local.
Alcázar desgranó uno tras otroslos motivos que las hicieron levantarse. Los que explican el nacimiento de Femen allá por el año 2008 en Ucrania; otros que explican por qué la organización llegó a hacerse internacional alcanzando Europa occidental y América y, finalmente, los que muestran la importancia de aunar su historia y objetivos en un manifiesto homónimo. «En la historia, lo que no queda escrito parece que no existe. De ahí que todas las integrantes quisiéramos participar en este proyecto», detalló Alcázar, explicando que los capítulos de Manifiesto Femen (Editorial Hoja de Lata, Gijón) se dividieron en función de las experiencias de cada una de las integrantes de todo el mundo. «Con él buscamos objetivos concretos. Que sirva de refuerzo a simpatizantes del movimiento y que nos ayude a crecer; pero también dar argumentos reales a quienes nos critican, eliminando fantasías», aseveró la líder española.
Y es que las 72 páginas del libro se convierten en el abecedario del movimiento. En ellas exponen, por ejemplo, que su lucha principal la hacen contra la religión y la prostitución; o que su forma de actuar, como es bien conocido, consiste en mostrar el torso desnudo sobre el que incluir mensajes cortos y directos, portar una corona de flores en la cabeza, ir erguidas y no utilizar la violencia. «Para nosotras es un uniforme más y nuestras armas son pacíficas. Jugamos constantemente con el lenguaje y la forma, atentando contra ideologías, no contra personas», aseguró Alcázar. Por eso destacó especialmente la parte final del manifiesto, en el que incluyen una carta abierta que anima a unirse a ellas y a su lucha contra el patriarcado.
«Pero... ¿Por qué todas las Femen son divinas físicamente?», preguntaron desde el público, que se mostró muy activo durante la presentación. «Para entrar a Femen no hay ningún tipo de casting», contestó la joven asturiana. «Cualquier mujer que luche es para mí bella y fuerte. Cualquiera de nosotras somos un disturbio», sentenció llevándose un aplauso unánime.
El sextremismo que practican las integrantes muestra, por ejemplo, cómo la concepción de los cuerpos masculinos y femeninos tienen un doble rasero. «El de ellos siempre está justificado, mientras que el nuestro no está descodificado, y ejemplo de ello lo tenemos en la forma de vernos desde la religión», explicaba la joven, incluyendo a las diferentes confesiones en el centro de sus críticas. «Vemos a diario en qué se traducen sus creencias, por lo que animo a todas a blasfemar», animó, al tiempo que vaticinó un largo futuro para su movimiento. «Femen no tiene fecha de caducidad. Si el sistema progresa usaremos nuevas formas de protesta, como Madonna: renovarse o morir».
La primera traducción al español de Movimiento Femen, que firma Irene Aragón para Hoja de Lata, explicó Daniel Álvarez, el editor, tiene «múltiples raíces asturianas». Además de las ya mencionadas, la portada lleva el sello de David Kirchen (Gijón, 1991).
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