Las Naciones Unidas y Change.org, contra la columnista que llamó 'cucarachas' a los inmigrantes

'Cucarachas', 'plaga de humanos salvajes' o 'virus'. Así es como la columnista del tabloide inglés 'The Sun', Katie Hopkins, definía en uno de sus artículos de opinión a aquellas personas que, arriesgando su vida, se adentran en Europa huyendo del hambre, la pobreza, las guerras y, en definitiva, la muerte.

Lo hizo el pasado 17 de abril, un día antes de que el trágico hundimiento en las costas del Mediterráneo de uno de esos barcos en los que los inmigrantes ponen todas sus esperanzas de futuro. En aquel naufragio morían 800 personas, una casualidad que, unida a las injustas palabras de Hopkins, hizo colmar la paciencia de ciudadanos anónimos y de las mismísimas Naciones Unidas. No era para menos. Mientras los medios de todo el mundo mostraban desde la costa italiana las terribles imágenes de cientos de cadáveres, entre las que había niños, en el Reino Unido se leía cómo Hopkins sugería el envío del ejército para evitar la llegada de inmigrantes. Es más, bajo el título '¿Barcos de rescate? Yo usaría barcos de guerra para frenar a los inmigrantes', la columnista se expresaba de la siguiente manera: "Mostradme las fotos de los ataúdes, mostradme los cuerpos flotando en el agua, tocad los violines y mostradme la tristeza de la gente... No me importa".

La reacción de rechazo hacia la que hoy es una de las mujeres más odiadas en el Reino Unido no se hizo esperar. La centralita del periódico de Rupert Murdoch recibió a las pocas horas cientos de llamadas para protestar por la publicación del artículo. Es más, Scotland Yard también recibió una aluvión de llamadas pidiendo que se acuse a su autora de instigación al racismo y la violencia. También se ha promovido una petición a través de la plataforma Change.org para pedir que se despida a Kopkins, y el mismísimo alto comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos, Zeid Raad Al Hussein, se ha sumado a las protestas, al considerar que el lenguaje empleado la escritora tiene mucho en común con el usado por los medios en Ruanda para justificar el genocidio de los tutsis .