Sé vintage, sé hípster, escribe una postal de Navidad

Este año sal del rebaño y felicita las fiestas de forma original; no lleva tanto tiempo

Xana Menéndez Prendes

Lunes, 22 de diciembre 2014, 21:19

Hubo un tiempo en el que felicitar la Navidad no sólo consistía en reenviar una cadena graciosa por Whatsapp. Hubo un tiempo en el que las redes sociales no eran el canal preferido para hacer llegar tus felicitaciones a tus seres queridos. Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que los seres humanos se detenían a elegir o componer una sencilla, pero creativa felicitación de Navidad, en muchas ocasiones, con un fin social. ¿Se acuerdan?

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El proceso era terriblemente complicado, claro está, si lo comparamos con la inmediatez de darle al botón de reenviar: Primero, deberías conocer la dirección posta del destinatario; segundo, ir al kiosco y elegir la postal en cuestión; tercero, enfrentarte al folio (postal) en blanco y pelearte con las musas para encontrar una frase, o varias, que resumiesen, de forma original, un año de ausencias, un año de felicidad, de compañía, de amor en resumen, que expresasen la esencia de la Navidad: el disfrutar y recordar el cariño a la familia y a los seres queridos.

Pudiera parecer trivial pero el valor de las tarjetas y felicitaciones navideñas han sobrepasado, incluso, el valor sentimental de las mismas: en la Navidad del 2005, una de las tarjetas originales elaborada por Sir Henry Cole (primeras felicitaciones navideñas comerciales) alcanzó la nada desdeñable cifra de 9.000 libras en una subasta. Sin salir de la isla, el valor de dichas tarjetas puede apreciarse, además, en el propio Museo Británico: en el que una colección de postales de la reina María de Inglaterra se exhibe en una de las salas de este lugar tan emblemático.

Un clásico eran las postales que destinaban una parte de su precio a fines sociales como UNICEF, pero también había colecciones especiales de postales con dibujos, pinturas, temáticas religiosas o no tanto. Las postales navideñas eran un ritual que cada año buscaba superar al anterior, pero que, tras el triunfo del correo electrónico y de los móviles después, terminó por ensombrecer la tradición 1.0 convirtiendo el mensaje navideño en un simple trámite sin significado.

¿Quiere recuperar la esencia de la Navidad?

Antes de que las grandes marcas desvirtuasen la moda hípster, ésta consistía, principalmente, en reciclar elementos u objetos antiguos para darles una nueva vida. Gasten 5 minutos de su tiempo en revolver o desempolvar sus cajones de fotos antiguas y revisen sus viejas postales. Seguramente, incluso, encontrarán alguna sin utilizar; úsela, no habrá nada más hipster. Otra opción, todavía más vintage, consiste en diseñar su propia postal de Navidad; con fotos antiguas, fotos nuevas, con un dibujo; cualquier cosa que no sea darle al botón de reenvío.

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Sea original, si no tiene tiempo, aproveche lo mejor de los dos mundos: utilice las nuevas tecnologías para, por ejemplo, hacerse un selfie pero, por favor, gaste otros cinco minutos en dedicar un mensaje personalizado. Piense en quién lo va a recibir, en su cara al ver que se han molestado en invertir una pequeña parte de sí mismo en hacer algo original para él. Por encima de modas y tendencias, olvide el Whatsapp; no hay nada más creativo que ser uno mismo.

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